Son muy fáciles de provocar y muy difíciles de esclarecer. Además, es casi imposible que sus causantes terminen entre rejas. Así son los incendios forestales, según la descripción que realizan los ecologistas y los agentes. Estos, de momento, han detenido en lo que va de año a 122 personas. Los hay culpables y también negligentes.

Hasta el pasado 8 de agosto, el fuego arrasó 93.451,7 hectáreas en toda España. Más de la mitad de los incendios, el 54%, tienen un interrogante en la casilla en la que los agentes deberían poner la causa. Dentro del otro porcentaje, el de los esclarecidos, el 8% son intencionados. La causa de la intención es diversa: los hay por venganza, por intereses cinegéticos, por motivos económicos o provocados por pirómanos. De momento, hasta el mes de julio, el número de detenidos por la Guardia Civil ascendió a 122. Se trata de una cifra similar a la de otros años. A lo largo de todo el 2003 hubo 192 arrestados, seis menos que en el 2002.

A LA CARCEL, POCOS ¿Cuántos de los detenidos pasan a disposición judicial? Todos. ¿Y a la cárcel? La cifra no está disponible ni en el Ministerio de Medio Ambiente, ni en el de Justicia ni en el del Interior, pero los ecologistas y los agentes saben que son pocos. Y eso a pesar de que el Código Penal prevé penas de hasta cinco años de prisión si no ha habido peligro para la vida o integridad de terceras personas. Si lo hay, la condena es de 10 a 20 años. A esta pena, además, hay que sumarle la prevista para los asesinatos u homicidios, en el caso de que el incendio haya provocado muertos.

Hasta el pasado mes de julio, los incendios forestales registrados en España han causado la muerte de cuatro personas. Además, otras 25 han resultado heridas de diversa consideración. El año pasado, se registraron 11 muertos y 30 heridos, según los datos del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, el Seprona.

El comandante Modesto Piriz, del Departamento de Operaciones de este cuerpo, insiste en que provocar un incendio es "muy fácil". "Una persona puede prender una mecha e irse. El monte se quema cuando el responsable está, por ejemplo, en su casa", afirma.

A la hora de investigar, los agentes se centran en descubrir cualquier pista. "Por ejemplo --subraya el comandante Piriz--, una caja de cerillas". "Los agentes del Seprona se desplazan inmediatamente cuando el suelo ya se puede pisar. Ellos son expertos y saben cómo se comporta el fuego. Por eso, estudian la zona y señalan con banderines la dirección que ha tomado el incendio. También colocan señales cuando encuentran una pista", continúa.

TESTIMONIOS Tras la inspección de la zona, los agentes del Seprona acuden al núcleo urbano más cercano para interrogar a los vecinos y arrestar a los presuntos responsables de causar el incendio. "Es una tarea muy complicada porque las pruebas son difíciles de encontrar", añade el responsable de operaciones del Seprona.

"Una vez que los localizamos, los ponemos a disposición de los jueces. Estos son los que tienen que decidir si el arrestado ingresa o no en prisión", destaca el comandante. El agente añade que el sistema penal español es "muy proteccionista" y reconoce la dificultad que supone decretar prisión para los arrestados. "Las pruebas tienen que ser clarísimas. No sabemos cuántos detenidos acaban en la cárcel, pero en cualquier caso, nosotros no nos desanimamos y seguimos investigando y deteniendo a los responsables si es que los encontramos", concluye.