TAt principios del siglo XIX, un viajero inglés llamado Richard Roberts recorrió Extremadura y dejó escrito en su diario de viaje: "Los jamones de Montánchez no son sólo, como dice Richard Ford a sus lectores, famosos en el mundo entero, sino que han disfrutado de esta fama al menos desde hace un par de siglos". Desde los tiempos de Felipe II hasta bien entrado el siglo XX, en España, decir jamón era decir Montánchez. Sin embargo, hoy, enciendes la radio o la televisión y cada vez que se habla de jamón se le coloca el apellido de Jabugo o de Guijuelo.

Se puede argumentar que falta una buena promoción de nuestro jamón, pero podría ser contraproducente porque si una empresa fuerte hiciera un pedido de 50.000 jamones de Montánchez, no se le podrían servir. Y es que nos sigue faltando ambición. Nuestras empresas chacineras son familiares y de poca producción desde hace siglos. Sólo ahora empieza a despuntar alguna empresa montanchega como Casa Bautista, que ha doblado el número de empleados y ha multiplicado su producción. Pero el empuje definitivo va a tener que venir de fuera. Ya empezó con la fábrica de jamones que abrieron Miguel Bosé y Florentino Pérez en Montánchez y va a continuar con otra factoría jamonera que empresarios japoneses y navarros inaugurarán este invierno en el pueblo: comenzarán matando 20.000 cerdos al año y enseguida llegarán a 40.000. Hace 200 años, los ingleses promocionaron el jamón de Montánchez y ahora vienen los japoneses a venderlo. Somos más raros.