Los habitantes de Cancún y de los demás centros turísticos del Caribe mexicano devastados por el paso del huracán Wilma se levantaron ayer como un solo hombre y se lanzaron a la calle a limpiar con sus propias manos la zona de desastre, conscientes de que cada día que pasa se pierden su propio salario y unos 12 millones de euros. Los turistas, entre ellos más de 3.000 españoles, empezaron a salir en autobuses para abordar los vuelos especiales que les lleven a sus países.

Mientras, el Ejército cercó la zona turística de Cancún, asaltada por una turba que saqueó hasta el último mueble de los hoteles. Los testigos denunciaron que "el grado de la rapiña fue parejo al del ciclón". T. C.