Ya lo cantaba la exsuegra de su marido: "Yo soy la otra, la otra, la que a nada tiene derecho, por no llevar un anillo con una fecha grabá por dentro". Hace más de 60 años que Concha Piquer, madre de Concha Márquez Piquer, que con lo años se casaría con Curro Romero, el actual esposo de Carmen Tello, triunfaba con el Romance de la otra, una canción en la que una mujer se duele del desprecio por no poder certificar con un anillo de casada que ama y es amada. Claro que en la copla él está casado con otra.

Carmen Tello ha conseguido lo que anhelaba la heroína de la canción: por fin tiene un anillo con una fecha --la del 16 de febrero del 2003-- grabada por dentro; por fin es la señora Romero; por fin se le reconocen sus desvelos, y por fin toda Sevilla y parte del extranjero tiene la prueba de que Curro la quiere, porque, por fin, se han casado.

"COMO CURRO QUERIA"

Pero los anillos grabados por dentro tienen su precio. Carmen lo ha reconocido poco después de su enlace: "Soy muy feliz, por fin estamos juntos y todo se ha hecho como Curro quería". De donde se deduce que casarse, para muchas mujeres, sigue siendo un objetivo en sí mismo y, si hay que ceder, se cede.

Carmen Tello no es la única. Norma Duval también va camino del altar, adonde quiere llegar del brazo del productor José Frade (en la foto, ambos el año pasado, en Tenerife). La vedete tiene el síndrome de la otra y quiere un anillo. Norma, de 46 años, también ha tenido que ceder para lograr una promesa de matrimonio de Frade, de 65.

El productor no quiere una familia. El quiere una novia y, como mucho, una mujer. La posibilidad de ser padre de nuevo con Norma ya supuso la primera separación de la pareja el pasado año. Ahora, Frade ha puesto condiciones a Norma y ha aceptado vivir con ella, pero sólo con ella. De modo que la vedete ha tenido que dejar a sus tres hijos, de 19 a 7 años, al cuidado de su madre.