Mary Grams, vecina de Armena, un pueblo de Canadá, se encontraba a sus 71 años labrando el huerto del jardín de su casa cuando se le cayó el anillo de compromiso que le había regalado su esposo, Norman, cuando se prometieron en 1951. Mary, al darse cuenta, estuvo buscando la sortija durante horas sin éxito. Al final, acabó comprando otro parecido, pero más barato.

Estos hechos sucedieron en el 2004, hoy Mary Grams tiene 84 años y ha recibido una llamada que la ha dejado loca de alegría. Su nuera, trabajando el huerto de la misma forma que ella lo hizo durante tantos años en la granja familiar, ha encontrado el anillo: estaba ceñido alrededor de una zanahoria. "Todavía no me parece real. Lo he reconocido nada más verlo", ha exclamado.

Norman, su marido, falleció hace cinco años, aunque nunca llegó a notar la diferencia. "Ahora pienso que, si se lo hubiera contado, no sé si me hubiera mandado a hacer puñetas o se hubiera reído", cuenta Mary Grams.