El macabro hallazgo de 45 cadáveres abandonados en un hospital inundado de Nueva Orleans aumentó la presión sobre el presidente, George Bush, para explicar al país el fracaso mayúsculo de la evacuación y ayuda a los damnificados por la catástrofe del huracán Katrina . El mandatario aceptó "la responsabilidad" por la deficiente respuesta del Gobierno, un comentario que anticipa el tono que puede tener el discurso que mañana leerá desde Luisiana, con el fin de calmar a una nación cada vez más atónita e irritada con su gestión. Será su primer discurso a la nación tras el desastre.

Bush viajará por cuarta vez en menos de dos semanas a la zona devastada por el Katrina, para intentar restablecer la confianza que habían puesto en él los estadounidenses. Un 54% de los ciudadanos desaprueba cómo hizo frente a la catástrofe, según el último sondeo de The Washington Post , otro más del rosario de encuestas que ilustran, día a día, la caída en desgracia del presidente republicano. "El Katrina puso de manifiesto graves problemas de nuestra capacidad de respuesta, a todos los niveles", dijo.