El científico británico Stephen Hawking, uno de los mayores físicos de las últimas décadas y sin duda el más famoso de todos, realizó una visita fugaz a Barcelona el martes para pronunciar una conferencia ante un público restringido, reunirse con unos colegas de profesión y visitar algunos centros turísticos. Pero poco más. Hawking, que recientemente estuvo en Oviedo durante un acto organizado por la Fundación Príncipe de Asturias, no quiso repetir la experiencia multitudinaria de entonces, con centenares de cámaras fotográficas, y se concentró en la divulgación académica.

Concretamente, Hawking visitó la facultad de Física de la Universidad de Barcelona (UB) para comentar la paradoja sobre la información perdida de los agujeros negros, una vieja controversia científica. La conferencia era restringida --Hawking había pedido que no hubiera periodistas, sólo 30 científicos--, pero el éxito de la convocatoria fue tan grande, pese a la poca publicidad, que los organizadores hubieron de aplicar numerus clausus y exigir una acreditación previa. Al final hubo casi 400 asistentes.

Hawking, afectado por una esclerosis lateral amiotrófica, una grave dolencia neuromuscular, viajó con tres enfermeras y un informático encargado del ordenador que emplea para comunicarse. La conferencia había sido preparada previamente, pero el físico aceptó luego dos preguntas del público con la única condición de que la respuesta fuera simplemente sí o no.

El británico acudió a Barcelona invitado por el Centro de Investigaciónes en Astrofísica y Física de Partículas de la UB, que dirige Enric Verdaguer, y para ver a viejos amigos.