Estela Cabrera es una vecina de Badajoz que hace tres años cambió su domicilio a México D.F., donde ejerce de educadora. Como testigo de excepción de la pandemia de gripe porcina a la que se le atribuyen alrededor de 150 muertes en ese país, asegura que entre la población no se percibe una gran sensación de alarma, aunque sí reconoce un cierto grado de inquietud, si bien poco a poco va remitiendo, gracias al constante bombardeo de medidas de prevención y cautela que emiten los medios de comunicación y las autoridades sanitarias y políticas del país.

"No es una situación de pánico", afirma Estela, sino que más bien puede calificarse como de "preocupación", gracias a la actitud de transparencia con la que están actuando las autoridades aztecas desde que se inició la alarma sanitaria. Desde ese momento, asegura que las llamadas y los correos electrónicos de los familiares son constantes. Mientras tanto, "se están tomando las medidas de precaución necesarias y, aunque a algunos les pueda parecer excesivo, nunca están de más, incluso hay cosas que deberíamos hacer siempre y que no lo hacemos por las prisas y la rutina". Entre ellas, se están dando toallitas desinfectantes para limpiar las barras de los carritos de los supermercados, puesto que son zonas "muy manoseadas" y uno de los medios de contagio es el contacto de mano contra mano.

Aparte de estas incomodidades, como el uso de mascarillas, no besar ni saludar con la mano a la gente, la población mexicana "hace su vida normal, están yendo a sus trabajos". Donde no pueden ir es al colegio, ya que se han suspendido las clases, puesto que se trata de evitar todo tipo de aglomeraciones. Se han suspendido eventos deportivos como los partidos de fútbol, las corridas de toros, o los festivales de música, e incluso los oficios religiosos en las iglesias, con el fin de evitar los contagios masivos.

El conocimiento de cuanto ocurre en el país y de las medidas que se están poniendo en práctica ayudan a controlar la preocupación. "Se van detectando nuevos casos, pero ya está más controlado, porque la gente ahora sabe que a los primeros síntomas debe acudir a chequearse al médico", señala Estela.