31 de diciembre de 2001. Gran expectación en la región: esa medianoche entra en vigor el euro. Faltan nuevas monedas en los bancos y todo el mundo espera ansioso pagar los churros del amanecer con un billete flamante. EL PERIODICO EXTREMADURA recorre diferentes locales de Cáceres recogiendo los precios vigentes. Con los datos elabora la posible nota de gastos de un ciudadano con ganas de divertirse y dinero para ello.

Levantarse de la cama, asearse y salir a la calle a desayunar un café (125 pesetas) con una tostada catalana con jamón (175 pesetas). Pasear después por Cánovas saludando amistades y comprar un cupón de la ONCE que, de tocarle, ya cobraría en euros (200). Al mediodía, una cañita por aquí (125), una manojo de gambas en el bar Adarve (250) y a casa a comer, pero como no hay ganas de cocinar, se pide una pizza a Telepizza (1.500 pesetas).

Tras la siesta, otra vez a la calle. Más entretenimientos: una hora chateando en un cíber (300), un refresco para saciar la sed de la digestión (225), una entrada de cine en La Dehesa (700), cien gramos de gominolas para masticar en la butaca (100). Y después, la copita en un pub de la calle Pizarro (700), alquilar una película de vídeo para sobrellevar la resaca del día siguiente (400 pesetas) y a casa a cenar en familia y tomarse las uvas.

NUEVA MONEDA, NUEVOS PRECIOS Entraba el año 2002 y con él, la nueva moneda y, ¡ay!, los nuevos precios. El cinco de enero de 2002, EL PERIODICO EXTREMADURA volvía a recorrer los mismos locales que el último día del 2001, recogía los precios de los mismos productos y todo había cambiado. Cinco días después, lo que había costado en pesetas 4.800 (28.85 euros), costaba ahora, en euros, 29.41, o sea, 4.893 pesetas.

A aquella subida de casi 20 duros en 12 compras se la bautizó como el efecto redondeo. De la noche a la mañana, todos los productos testados por este periódico subieron excepto el manojo de gambas, la copa, la pizza y las gominolas, que mantuvieron su precio, y el cupón de la ONCE, que bajó de 200 pesetas a un euro.

Han pasado tres años. ¿Cuánto cuesta divertirse en 2005? El pasado cinco de enero volvimos a repetir la operación: el café, la tostada, la cañita, las gambitas, el cupón, el cine, el cíber, la copa... Visitamos los mismos locales, tomamos o compramos los mismos productos y nos gastamos casi un 20% más. El 31 de enero de 2001, entretenernos de la mañana a la noche nos costó 28.85 euros (4.800 pesetas). Cinco días después, apoquinamos 29.41 euros (4.893 pesetas) y el pasado miércoles, cinco de enero de 2005, pagamos 35 euros redondos (5.823.51 pesetas). Resumiendo, hoy hacen falta seis euros más para hacer lo mismo.

EL CIBER Y EL VIDEO Sólo dos precios del ocio no han subido: la hora de ordenador en el cíber y el alquiler de la película de vídeo. La razón, argumenta el encargado de Ciberjust, no es otra que la competencia: hoy, cualquier chaval tiene su ordenador en casa y juega y chatea gratis y en cuanto a los vídeos, el intercambio de películas piratas en DVD ha quebrado el mercado y los precios se han estancado para poder resistir.

Pero en lo demás, desmadre total: desde los cien gramos de gominolas, que han subido 15 céntimos de euro, hasta las pizzas, que cuestan 2.75 euros más. Quizás haya sido el cupón de la ONCE lo que más se ha disparado. Primeramente, bajó para que nos confiáramos y luego pegó un salto hacia arriba del 50%: de 1 euro a 1.50.

En euros, no se nota tanto lo que cuesta divertirse. En pesetas, asusta más. La entrada de cine se aproxima peligrosamente a las mil del ala. La copa va camino de las 800 y el sabroso manojo de gambas por Pintores ya supera las 300.

Cambio de año, regalos de Reyes y convenios colectivos familiares: los hijos se lamentan de que la paga paterna/materna no les da para nada y el gráfico adjunto es un argumento a su favor: hay que subirles la asignación semanal.