La primera vez que la cacereña Inés Campos se puso a lomos de un caballo se remonta a casi hace medio siglo. Probablemente su pasión por los equinos puede tener origen en los primeros paseos que daba con su abuelo de niña. Sin embargo, lo que aquel hombre no podía imaginar es que aquella chica iba a tomarse el mundo del caballo muy en serio. Tan en serio hasta competir en un mundial de raids.

Campos, de 51 años de edad, ha tenido el honor de luchar con los mejores jinetes y amazonas mundiales. Este mes la cacereña participó en la localidad francesa de Compiegne en una prueba que no olvidará jamás. Estuvo entre las mejores y se demostró a sí misma que su "constancia" puede llevarle a lo más alto. En la durísima prueba disputada en Francia, Campos fue una de las pocas que resistió impasible y llegó a la línea de meta tras doce horas de galope encima de Yiyi, su yegua ,y en medio de una incesante lluvia que hizo de la competición una odisea. Al final, entró en una importantísima decimocuarta posición, siendo la segunda clasificada española. Allí tuvo que luchar con franceses, belgas, argentinos, italianos y hasta algún príncipe de Dubai.

La amazona cacereña no tiene lazos reales ni es magnate del petróleo y, en cambio, tiene que sacrificar sus tardes para entrenar a Yiyi después de su jornada de trabajo. Campos, a pesar de tener un gran recuerdo de infancia de sus paseos a caballo junto a su abuelo, no había vuelto a tener contacto con estos animales durante mucho tiempo. "Siempre me han gustado, pero no ha sido hasta hace unos diez años cuando me compré un caballo y empecé a montar", descubre.

Su relación con este deporte durante gran parte de este tiempo se ha limitado a dar paseos. Pero poco a poco ha ido introduciéndose en el mundillo de la competición hasta que ha dado el salto definitivo. En una primera etapa su radio de carreras se delimitaba "a las pruebas que se celebraban en la región y alrededores", pero la adquisición de Yiyi, una yegua con grandes cualidades, le motivó para fijarse objetivos más ambiciosos. Con una beca de alto rendimiento, ambas han progresado hasta convertirse en campeonas de España. La federación es la que le fija los raids en los que tiene que participar y su última llamada fue la del Mundial. "He sido la única seleccionada para ir a este campeonato, las otras plazas fueron por invitación. Mi principal virtud es que soy constante y cada día entreno entre una hora y hora y media".

Explica que el entrenamiento no solo es suyo, sino que más bien tiene que preparar a su yegua, con combinados ejercicios aeróbicos y anaeróbicos. "El caballo es el que más pone", afirma. También destaca la química que existe entre el animal y ella. "Pasamos juntos muchísimas tardes y nos conocemos muy bien", señala como clave de los resultados.