Puede ser casualidad o no, pero lo cierto es que el año en que Miramax, la productora de Harvey Weinstein, ha conseguido 40 nominaciones al Oscar está siendo el de una de las campañas más limpias que se recuerdan en los últimos años de los premios. Ninguna guerra sucia como la que el año pasado intentó desprestigiar sin éxito a Una mente maravillosa ha animado estas semanas previas. Sólo la polémica sobre la candidatura de Roman Polanski, que tiene pendiente en EEUU una condena por violación de una menor, y el temor no confesado de los organizadores de que un conflicto bélico en Irak desestabilice la ceremonia arrojan sombras sobre la gala del 23 de marzo.

La paz ha llegado el año en que Miramax, el estudio acusado de haber llevado a cabo algunas de las más sucias estratagemas en el pasado para conseguir votos, tiene dos de sus producciones en la terna de las cinco candidatas --Chicago y Gangs of New York --. A ello se suma una participación en otra nominada en la categoría, El señor de los anillos .

Los estudios, de momento, parece que se atienen a las 14 normas marcadas por la Academia para garantizar la limpieza de la campaña. Entre ellas figura, por ejemplo, el recuerdo de que los pases de las películas que se hacen para los votantes "no deben ir acompañados por recepciones, bufets o aperitivos ni deben incluir la participación de artistas de la cinta antes o después de la proyección".

Está también "prohibido expresamente cualquier esfuerzo organizado para intentar contactar con los académicos por teléfono, incluso si es para comprobar que se ha recibido una copia de la cinta". Y se destaca que los mensajes que se envían a los votantes "no deben ensalzar los méritos de una película ni incluir extractos de críticas ni referirse a otros premios recibidos".

LA SOMBRA DEL CONFLICTO

Sólo la guerra pone ahora en peligro la ceremonia. Aunque ninguna fuente quiere reconocer oficialmente el riesgo, oficiosamente se admite la posibilidad de que un conflicto en Irak afecte a los Oscar. "Haremos lo que sea oportuno en función de las circunstancias", explica el portavoz de la Academia Jon Pavlik.