Una escuela estadounidense ha vuelto a ser escenario de una masacre. Ayer, cuatro niñas murieron asesinadas en un colegio al que asistían niños de la secta cristiana amish en la localidad de Nickel Mines, en Pensilvania. Los hechos se produjeron por la mañana, cuando un individuo entró armado en el centro. Estudiaban 15 niños.

El asaltante ordenó a algunos salir de la clase y a otros quedarse. Entonces, ató con cinta aislante a los menores a la pizarra. "Fue como una ejecución ya que disparó un tiro en la cabeza a las niñas", explicó Gary Kirchner, un forense. "Después de disparar, el individuo se suicidó", afirmó un policía del condado.

El asesino fue identificado como Charles Roberts, un repartidor de leche de 32 años y padre de tres hijos. Antes de dirigirse a la escuela, dejó una nota a su familia en que anunciaba que iba a vengarse por algo ocurrido hace 20 años.

MENORES HERIDAS Según la agencia de noticias Reuters, los disparos acabaron con la vida de cuatro niñas de entre 6 y 13 años. Además, el hospital informó que al menos tres niñas de 11 años están en estado crítico a causa de los disparos en la escuela, donde estudiaban niños de hasta 14 años. "Ha sido un crimen horrible", dijo el portavoz de la policía de Pensilvania, que añadió que una menor murió en los brazos de un agente.

Las cadenas de televisión mostraron la escuela acordonada por las fuerzas de seguridad. Hasta allí se desplazaron también ambulancias y bomberos.

Esta masacre se produce en una semana trágica. Ayer, en Las Vegas, la policía acordonó dos escuelas tras recibir un aviso.