Un hombre de 59 años asesinó con un hacha el viernes por la noche en el pueblo toledano de El Real de San Vicente a su mujer, a su madre y a su hijo. Más tarde, el agresor, Gregorio Ramos, se dirigió a la cercana localidad de Talavera de la Reina, donde viven sus otras dos hijas, y las atacó con la misma arma. Finalmente, se suicidó tirándose por la ventana. Según los vecinos, el hombre nunca había sido denunciado por malos tratos, más bien todo lo contrario. El agresor, explicaron, "llevaba toda la vida encargándose de su familia". Su madre padecía Alzheimer, su mujer tenía problemas de movilidad y dos de sus hijos sufrían depresión, informa Efe. El caso está ya en manos del juez, que ha decretado el secreto del sumario.

El cuerpo del parricida fue hallado a las siete de la mañana de ayer por un vecino de Talavera de la Reina, quien avisó a la policía, informó la delegación del Gobierno en Castilla-La Mancha. Los agentes se percataron de que el hombre se había tirado al vacío tras descubrir que una casa cercana tenía el cristal de la ventana destrozado. Al subir al domicilio, encontraron a E. R. C., de 25 años, y M. R. C., de 22, con diversas heridas. Las dos mujeres, hijas de Ramos, seguían ayer hospitalizadas. A pesar de ser agredidas con un hacha, los médicos no temían por su vida.

La mayor seguía al cierre de esta edición en el hospital con heridas leves. Su hermana pequeña fue llevada a Toledo, donde los médicos realizaron una operación de neurocirugía. Fuentes médicas añadieron que estaba conmocionada y no recordaba los brutales hechos.

CONDUCTOR PREJUBILADO Tras encontrar a las dos hermanas, la policía continuó investigando y se dirigió al domicilio del parricida, ubicado en El Real de San Vicente, un tranquilo municipio de un millar de habitantes situado a 25 kilómetros de Talavera. En la casa, los agentes encontraron los cadáveres de la mujer del parricida, J. C. I., de 62 años, su madre, S. R. A., de 91 años, y su hijo, D. R. C., de 27.

Los vecinos, incrédulos con lo sucedido, se concentraron ayer en la plaza del pueblo. Uno de ellos, en declaraciones a RNE, negó que el agresor hubiera sido denunciado por malos tratos. Otro explicó que Gregorio Ramos --conductor de autobús prejubilado-- llevaba "años" volcado con su familia. La mujer tenía problemas en las piernas, la madre tenía alzhéimer y el hijo --empleado en una carnicería y un taller-- llevaba meses en paro debido a que sufría depresión, al igual que la hija mayor. También explicaron que Gregorio, conocido como El culebro, había cuidado durante años de una hermana enferma, que falleció el pasado verano.

El ayuntamiento decretó dos días de luto oficial y suspendió los actos del Carnaval. El caso lo investiga el juzgado número 4 de Talavera, que ha decretado el secreto del sumario.