Un disparo puso fin a primera hora de la madrugada de ayer a la persecución policial del enemigo público número uno del Reino Unido. Después de haber permanecido rodeado durante seis horas por una veintena de tiradores de élite que le apuntaban con sus armas, Raoul Moat se suicidó, según la versión oficial difundida ayer.

La caza, retransmitida en directo por la BBC y otras cadenas de televisión británicas, había terminado. Los habitantes del pueblecito de Rothbury, en el noreste de Inglaterra, podían al fin dormir tranquilos. El hombre que les había quitado el sueño durante la última semana yacía en la hierba, junto al riachuelo que atraviesa esta localidad próxima a Newcastle. Hasta ese momento, la policía había aconsejado a los vecinos no abandonar sus hogares, y cerrar bien las puertas y ventanas, lo que aumentó el clima de pánico.

AVION DE COMBATE Moat, de 37 años, exportero de discoteca, padre de tres hijos, abandonado por familia y amantes, e inflado por los esteroides, había traído en jaque a una quincena de cuerpos de las fuerzas policiales. Comandos especiales de Scotland Yard y grupos de asalto, así como vehículos blindados ligeros, helicópteros e incluso un avión de combate Tornado equipado con un sistema de detección térmica fueron desplegados con la misión de capturar al peligroso fugitivo.

La primera alarma sonó el 3 de julio. Apenas 48 horas después de salir de la cárcel, donde había cumplido una condena de 18 semanas por agresión sexual, Moat hirió de un disparo a su excompañera sentimental Samantha Stobbart, de 23 años, y mató a Chris Brown, de 29 años, el nuevo novio de la joven. Al día siguiente, Moat dejó gravemente herido a un policía que patrullaba en la calle.

ODIO A LOS AGENTES En un comunicado de 49 páginas que dejó en casa de un amigo, el asesino prometía matar a cuantos agentes policiales pudiera, porque ellos --aseguraba-- le habían destrozado la vida.

La búsqueda, con las cámaras de televisión siguiendo al minuto los registros de granjas, el peinado de bosques y los controles en las carreteras, resultó al principio infructuosa. Seis conocidos de Moat fueron detenidos durante la búsqueda como posibles encubridores. Dos de ellos han sido acusados de conspiración para matar al haber ayudado al homicida, quien utilizó tres teléfonos móviles durante la fuga. La policía llegó a ofrecer una recompensa de casi 12.000 euros a quien facilitara cualquier dato que permitiera hallar a Moat.

Una investigación independiente deberá establecer exactamente las circunstancias de la muerte del fugitivo y el uso de una pistola de electrochoque con la que los agentes le dispararon durante el cerco final.

Las pesquisas también tendrán que aclarar por qué no se protegió a Samantha Stobbart, después de que los servicios penitenciarios advirtieran a las fuerzas de seguridad del peligro que suponía para ella el despechado amante.