Alemania vivió ayer horas de tensión por el segundo secuestro de un autobús en dos semanas. El protagonista fue esta vez un joven de 17 años de ascendencia libanesa que pedía la liberación de cuatro pesos de Al Qaeda. Tras mantener en vilo durante siete horas a la ciudad de Bremen, se entregó a la policía.

El joven, nacido en la ciudad libanesa de Trípoli y nacionalizado alemán, secuestró a punta de pistola, que luego resultó ser de fogueo, un autobús de la línea 120 del transporte municipal de Bremen con 18 pasajeros a bordo. Poco antes, sus padres habían denunciado la desaparición del hijo, la noche anterior, y habían expresado su temor de que pudiera cometer alguna tontería. Al parecer, el joven había dejado una carta en la que anunciaba su deseo de "luchar contra Israel".

El autobús fue detenido en la autopista gracias a un accidente simulado por la policía, que provocó un atasco. Tras una larga negociación, el joven se entregó.