El rechazo al envejecimiento y la exigencia de mantener un rostro imperturbablemente atractivo ha alcanzado a los hombres. En apenas tres años, se ha duplicado en España la demanda de tratamientos de belleza y cirugía estética masculinos. La industria de la alta cosmética ha lanzado líneas de productos hidratantes o reparadores con envase sobrio, para distinguirlos del mercado femenino. Los salones de belleza y depilación han dejado de ser mundos de mujeres, y los creadores de modelos sociales han acuñado el concepto de nuevo varón para definir a ese cliente y evitar estereotipos.

En Madrid y Barcelona, donde se concentra gran parte de la demanda estética masculina que registra España, los hombres cubren ya un 25% del mercado, tradicionalmente absorbido al 100% por las mujeres.

El perfil del usuario refleja a hombres de 25 a 55 años que coinciden en dos exigencias: rapidez y perfección. Que sea posible disimular el resultado. Que el retoque químico o el cambio quirúrgico no sean evidentes. Nada de cicatrices, porque no van a poder camuflarlas con fuertes capas de maquillaje ni turbantes.

DESCANSADO Y SIN OJERAS "Buscan que los demás los noten mejor, pero que, salvo su familia cercana, nadie descubra que se han operado --explica Josep Maria Palacín, cirujano plástico del Centro Médico Teknon--. Nuestro cliente quiere aparecer con el rostro descansado, sin esas ojeras de juerguista trasnochador que tanto envejecen".

La demanda masculina, a diferencia de la femenina, tiene casi siempre una motivación externa. "Coinciden muchos hombres de más de 50 años, buenos profesionales, que compiten con otros tan bien preparados como ellos pero más jóvenes --afirma Palacín--. También es frecuente que nuestro usuario vaya a casarse por segunda vez y pretenda aproximar su edad aparente a la de su futura esposa".

Las razones estéticas de los hombres más jóvenes son distintas, afirma José Víctor García, presidente de la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética. "La exigencia de atractivo ya no se dirige sólo al sexo femenino --asegura García--. Ahora son las mujeres las que conquistan, y son ellas las que quieren que los hombres se arreglen. Ellos pretenden gustar, y se cuidan al máximo".

El deseo de estar guapo también provoca que muchos hombres abandonen la tradicional loción after shave, calmante, y busquen una crema hidratante o nutritiva que aporte algo más que el bálsamo. "La industria ya ha creado el envase masculino ", asegura García.

El mundo del maquillaje masculino está, aún, poco desarrollado. "El hombre, de momento, se aplica un leve toque de fondo que da homogeneidad al tono de la cara --explica--. Lo llevan muchos, van muchos políticos, con tanta normalidad como la gomina".