Qué haría el responsable de un hotel de su compañía si sabe que en una de las habitaciones se aloja un cliente con tres niños a los que explota sexualmente , le preguntaron ayer al director general del Grupo Barceló, Javier Berastain. "Lo denunciaríamos", contestó. "Comprobaríamos su procedencia, si ha llegado al hotel por medio de una agencia de viajes y, si esa agencia no se ajusta a nuestros códigos éticos, dejaríamos de trabajar con ella y, asimismo, la denunciaríamos. En este campo, actuaremos ante cualquier indicio".

Berastain acababa de firmar un compromiso que, bajo el título de código de conducta del sector turístico para la protección de los niños y niñas frente a la explotación sexual en los viajes y el turismo, trata de hacer frente al que ya es el tercer negocio ilegal a escala mundial, tras el tráfico de armas y drogas.

El código, aprobado en 1996, muestra la creciente movilización de la industria hotelera ante un fenómeno que genera al año cerca de 4.000 millones de euros. 250 empresas del ramo se han adherido al texto, dos de ellas españolas. Primero lo hizo Sol Meli , y ahora Barceló.