Una persona anónima emigrará en el 2007 desde su aldea hasta una gran ciudad, previsiblemente en algún superpoblado país asiático, y con ello logrará simbólicamente que la población urbana represente por primera vez en la historia el 50% del censo mundial. La División de Población de las Naciones Unidas no precisa en qué mes sucederá exactamente, pero sí que en ese momento habrá el mismo número de personas a ambos lados de la balanza: 3.300 millones en el mundo de las ciudades y 3.300 millones en el mundo rural.

La población urbana ha crecido exponencialmente desde 1900, cuando se estimaba en 220 millones de personas. En 1950 alcanzó los 732 millones y, de seguir la tendencia actual, se espera que para el 2030 sume 5.000 de los 8.100 millones del censo planetario, según las últimas previsiones de la ONU. El mundo rural se ha quedado descolgado definitivamente. El ejemplo más claro es que la población de la Tierra crece en la actualidad en unos 77 millones de habitantes cada año --ligeramente por debajo del máximo de la pasada década-- y un 80% del total corresponde a nuevos urbanitas. Hasta el 2015, además, 300 millones de personas de los cinco continentes emigrarán a una ciudad.

Hace medio siglo, solo Tokio y Nueva York llegaban a la categoría de megalópolis o urbes por encima de los 10 millones de habitantes, mientras que la lista incluye ahora otras 18 ciudades. No son estas macrociudades, sin embargo, las que más crecen en porcentaje, sino urbes más modestas, generalmente de entre 500.000 y dos millones de habitantes. Según la ONU, en el 2015 habrá sobre la Tierra 411 áreas urbanas millonarias, pero únicamente el 9% de la población mundial vivirá en megalópolis de más de 10 millones, un porcentaje similar al actual.

¿Qué es un área urbana?

Definir qué es el mundo urbano no es tarea fácil, por lo que la ONU aplica el criterio empleado por los respectivos países, que en el caso de España equivale a vivir en municipios de más 10.000 habitantes. Lo mismo sucede con área metropolitana, una entidad en la que se mezclan criterios de continuidad espacial, comunicaciones e intercambios comerciales entre municipios. Si Madrid y Barcelona figuran en las estadísticas con unas poblaciones tan altas. --5,6 y 4,8 millones en el 2005, respectivamente--, es porque la ONU considera, por poner unos ejemplos, que la primera engloba Guadalajara y Toledo, mientras que la segunda llega hasta Terrassa y Vilanova.

La población urbana en los países industrializados ya supone más del 75% y casi ha tocado techo. De hecho, algunas históricas ciudades europeas, como Budapest, Viena, Berlín y Praga, se mantienen en el mismo nivel de 1950. Estambul y Moscú son hoy las mayores metrópolis del continente, mientras que Londres y París han perdido su hegemonía de antaño y ocupan los puestos 21 y 25 en el ránking mundial.

Según explica la ONU, los flujos migratorios experimentados en Europa y Norteamérica desde los inicios de la industrialización, en el siglo XIX, no tienen nada que ver con los oleadas que sufren actualmente las urbes del Tercer Mundo. Los agricultores europeos, expulsados de sus tierras por la mecanización del campo, emigraron hacia las ciudades atraídos por una industria en crecimiento que ofrecía puestos de trabajo. Sin embargo, las nuevas megaurbes africanas, por ejemplo, no son capaces de absorber una emigración desaforada que huye de un campo afectado por desastres climáticos y conflictos bélicos.