Pueblos y ciudades, primero de la costa norte de Cuba y luego de la sur, están con el agua al cuello de este a oeste, en la medida que avanza el huracán Ike hacia La Habana, vetusta y empobrecida, y la fisonomía de las localidades va dejando de ser la que era para presentar un panorama de desolación. Pese a las inundaciones, no hay datos de que el ciclón haya causado víctimas mortales.

En Haití, el Ike sí ha ocasionado desgracias personales. Cerca de la capital, Puerto Príncipe, las lluvias torrenciales han causado 61 muertos --una docena, niños--, 57 de ellos en la aldea de Cabaret y tres más en la castigada ciudad de Gonaïves. A estos 61 muertos hay que sumar las 600 personas que perdieron la vida la pasada semana tras el paso de la tormenta Hanna.

En Cuba también llueve sobre mojado, pero la sociedad está más organizada para hacer frente a los huracanes. Olas y más olas golpean ambos litorales en un carrusel sin fin. En las imágenes de la oriental Baracoa, la oriental Baracoa, la priemera villa fundada por Cristóbal Colón en las Américas, solo se ve agua, del mar y del cielo, y entre nubes, casas y edificios fantasmagóricos que resisten como pueden.

Hay zonas enteras incomunicadas, sin electricidad, ni teléfono, ni agua potable. Y la ciudadanía está siendo evacuada --un millón, se calcula--, como nunca antes se había visto obligada a hacer Defensa Civil.

El suelo de los albergues está repleto de colchones, las escuelas se han convertido en refugios con literas por doquier y se ve a las autoridades repartiendo raciones de alimentos y brindando especial atención a los enfermos y más desvalidos.

Lo peor estaba ayer por venir, según los meteorólogos. El Ike, con fuerza 2 (de una escala de 5), salió a las muy cálidas aguas del sur, con temperaturas superiores a los 30 grados, lo que suele exacerbar a los huracanes. Todo hacía temer que los actuales vientos de 150 km/h se podían duplicar y que el huracán podía llegar a La Habana y caer con más fuerza en las castigadas provincias occidentales, que acaban de sufrir el paso del huracán Gustav.