El presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, reivindicó anoche la política cultural de la II República, como "poso" de la cultura actual, y con la que "no pudo el franquismo". Esa política, dijo, convirtió "en un hervidero cultural al teatro romano de Mérida", por lo que pidió el reconocimiento de quienes la hicieron posible, así como aquellos que han permitido que el festival emeritense de teatro cumpla ahora 70 años, fecha que se conmemoró ayer.

Para ello, el jefe del Ejecutivo regional descubrió una placa en las columnas del monumento en la que se puede leer: "A todos los que el 18 de junio de 1933 dieron nueva vida a estas piedras". Utilizando un símil histórico, en los que recordó la "mala fama" del imperio y la "buena" de la República, Ibarra aprovechó el acto para reivindicar el papel de la política cultural republicana, "por la que estamos aquí".

En este sentido, coincidió con el dramaturgo Fernando Arrabal, que pronunció una charla en la que destacó sobre todo el protagonismo de la actriz Margarita Xirgú, precursora del festival, y también el propio evento, porque "ilumina el renacimiento" y supone la vanguardia cultural de la época, señaló.

Además, de Ibarra y Arrabal, los actores también homenajearon al festival y a su historia, como destacó el actor Joaquín Kremel, que ejerció de portavoz, mientras el director del festival, Jorge Márquez, apeló a la creación como "un acto de rebeldía".

Este acto de rebeldía está presente también en la edición de este año, que hace un llamamiento a favor de la paz en un año con una situación internacional muy conflictiva. Este grito contra la violencia será más evidente en la obra La Paz , y el Concierto de la Paz, con Daniel Baremboim.

En el escenario también se representarán Lisístrata , Electra , Antígona y Los suplicantes ; además de la obra de ballet Spartacus , y un concierto de coros con el Orfeón Donostiarra y la Orquesta del Teatro Nacional de San Carlos de Lisboa.

HISTORIA

La primera función que se representó en la escena romana fue Medea , de Séneca, en versión de Miguel de Unamuno, dirigida por Cipriano Rivas Cherif e interpretada por la mítica Margarita Xirgú. Fue a las seis de la tarde del 18 de junio de 1933 y el acto convocó en la Mérida rural a personalidades como Manuel Azaña, presidente del Gobierno; Fernando de los Ríos, ministro de Instrucción Pública y principal promotor del evento; Miguel de Unamuno, Gregorio Marañón y una larga nómina de autoridades nacionales y regionales.

Después de unos años de esplendor, los avatares políticos y sociales que vivía el país truncaron la continuidad teatral, que se reanudó diecinueve años después, en 1953, con la representación de Fedra , aunque no fue hasta un año después cuando resurge con fuerza, gracias a la incorporación del teatro profesional con José Tamayo, uno de los directores más asiduos, que puso en escena Edipo .

A lo largo de estos setenta años, las obras más representadas han sido Medea y Edipo ; mientras que Margarita Xirgú, Nuria Espert, Julia Trujillo, José María Rodero y Francisco Rabal, son las actrices y actores que más veces han pisado la arena del teatro.