Los gobernantes y los empresarios turísticos ibicencos están muy preocupados con esa especie de chapapote mediático que se les está viniendo encima por el hundimiento del buque Don Pedro cerca de la isla. Para contrarrestar el efecto de algunas de las sombrías imágenes de manchas de fuel aparecidas estos días en los medios de comunicación, el Gobierno central lanzará campañas publicitarias en aquellos países donde se detecte que las informaciones exageradas han hecho daño y han originado un descenso de las reservas.

El anuncio fue hecho ayer por la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, y el conseller de Turismo balear, Francesc Buills, después de darse un paseo por la playa. "El Gobierno está trabajando a través de las embajadas para reducir el exagerado impacto mediático", dijo Narbona. El presidente del Consell Insular d´Eivissa, Xico Tarrés, fue más contundente y puso algunos ejemplos desternillantes. "Se ha hundido un carguero, y no un petrolero como se ha dicho en algunas tertulias --explicó con la mente puesta en el Prestige--. Además, han salido fotos de algas arrancadas por el viento como si fueran manchas de fuel". El petrolero hundido en Galicia inspiró también su último ejemplo: "¡Y se ha publicado la foto de un cormorán impregnado de combustible cuando, en realidad, era un cormorán negro!".

EFECTOS A pesar de todos estos dislates, el conseller Buills adelantó que los primeros datos muestran que no se han producido "excesivas anulaciones" de viajes a Ibiza. Los hoteleros, pues, no han notado aún los efectos de la mala imagen proyectada, entre otras razones porque los que ya están en la isla no se pueden ir. Distinto es el caso de los propietarios de negocios que se encuentran en las tres playas cerradas. A estos sí que les está afectando el masivo éxodo de turistas hacia otras zonas ibicencas. Y, si no, que se lo pregunten a Oscar Carbonell, el joven concesionario de hamacas que se pasó ayer 10 minutos persiguiendo a Narbona para preguntarle por las compensaciones que iba a recibir. La ministra se lo quitó de encima con buenas dosis de elegancia y buen humor. "Claro que comparto su preocupación, porque si no, no estaría aquí", le contestó.

Carbonell comentó a este diario que su socio Pedro y él están dejando de ingresar 9.000 euros diarios por el cierre de las playas de En Bossa y Figueretes, donde explotan 1.700 hamacas. Algunos restaurantes y chiringuitos se quejan de que la clientela se ha reducido a una quinta parte de lo normal. De hecho, la famosa terraza playera del Bora-Bora estaba ayer al mediodía a la mitad de su capacidad. "Hay gente que huye a otras playas, pero yo solo necesito tumbarme en una hamaca para reponerme de la juerga de ayer", comentaba un resacoso inglés llamado Edward.