Detrás del actual enfrentamiento entre la justicia belga y la Iglesia católica se esconde la resistencia numantina de esta última a indemnizar a los menores víctimas de abusos sexuales cometidos por el clero y a sus intentos de silenciar al máximo esos delitos, con la reciente connivencia del ministro de Justicia, el democristiano flamenco Stefan De Clerck.

La Iglesia católica belga se ha negado a indemnizar a las víctimas de abusos con la excusa de que eso conduciría a la institución a la quiebra, según relata en la prensa la antigua magistrada Godelieve Haselberghe, que presidió hasta el 2009 la comisión eclesial creada para tratar las denuncias de abusos sexuales.

La juez Marie Dumont, que también abandonó decepcionada la comisión eclesial, subraya que ese organismo parecía haber sido creado precisamente "para que no se supiera" y que en ella "las víctimas quedaban atrapadas en una especie de trampa", sin indemnizaciones y sin que sus denuncias llegaran a los tribunales.

CASTA SUPERIOR

El obisbo de Turnai, Guy Harpigny, en la correspondencia mantenida con Haselberghe, llegó a afirmar que "los sacerdotes y los religiosos pertenecen a una casta superior a la de los que no han pronunciado los votos y que quienes se encuentra en una casta superior no están sometidos de ninguna manera al pago de indemnizaciones", detalla la antigua magistrada.

La Iglesia rechazó las indemnizaciones a las víctimas que los magistrados de la comisión proponían porque "no querían que los rastros de esos pagos y decisiones puedieran ser considerados como el reconocimiento de faltas cometidas", precisa Haselberghe. Al menos en 50 casos, el anterior primado de la Iglesia belga, el cardenal Godfried Dannels, se negó a atender las denuncias de las víctimas de abusos.

El fiscal y el juez instructor del caso de abusos a menores por parte del clero, que ha desencadenado los registros de la sede eclesial belga, han insistido hoy que no están vinculados a ningún acuerdo que hubiera podido suscribir el ministro de Justicia con la comisión eclesial.

INDIGNACIÓN VATICANA POR EL REGISTRO

El registro el pasado 24 de junio de la sede episcopal y de la incautación de 475 expedientes con denuncias por abusos de menores en manos de la comisión eclesial, seguía provocando ayer duras críticas de la jerarquía católica.

El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, calificó ayer de "secuestro" y de "hecho inaudito y grave" la retención de los obispos belgas durante las horas que duró el registro policial de la sede episcopal.

Ante las quejas del Vaticano porque se introdujo una cámara en dos tumbas en busca de documentos escondidos, el diario Le Soir expresaba su sorpresa porque la Santa Sede se preocupa más por unas sepulturas que por las víctimas de los abusos del clero.

La antigua magistrada Haselberghe confirmó que cuando presidía la comisión eclesial ya había oído que había documentos ocultos sobre los casos de pedofilia eclesial en la catedral de Malinas y que la policía buscó infructosamente el pasado jueves. Un testigo reveló que se habían hecho obras recientemente en las dos sepulturas de los antiguos primados belgas, los cardenales Joseph-Ernest van Roey y Léon-Joseph Suenens, lo que motivó que la policía verificara su interior.