Los abusos sexuales protagonizados por clérigos de la archidiócesis de Dublín van a costarle a la Iglesia católica de Irlanda 7,8 millones de euros en compensaciones a las víctimas y gastos legales. El arzobispo, Diarmuid Martin, ha cifrado en 147 los religiosos que han trabajado en la capital desde 1940 y que han sido acusados de abusos a menores. El año pasado, la diócesis ya desembolsó dos millones en un primer pago por el mismo concepto.

Unos 400 menores, la mayoría de ellos niños y niñas internos en colegios, orfanatos y otras instituciones infantiles, han sido identificados como víctimas del escándalo, del que no comenzó a hablarse públicamente hasta 1994.

El caso de Dublín no es único en la republica irlandesa. Hace dos años, otra diócesis, esta rural, la de Ferns, saltó a las páginas de la prensa internacional al conocerse la existencia de más de 100 episodios de abusos sexuales protagonizados por 20 sacerdotes a lo largo de 40 años. El entonces obispo de Fers, Brendan Comiskey, dimitió y pronto será el primer miembro de la jerarquía católica en Irlanda que deberá comparecer como testigo ante un tribunal.