Una joven a la que rechazan como portera de un equipo de fútbol; un matrimonio donde solo la mujer realiza las tareas domésticas; dos hermanos criticados por querer ser bailarín él y futbolista ella; una mujer que consigue que hombres y mujeres cobren igual en el trabajo. Son las historias que el alumnado de sexto de primaria del colegio Miralvalle de Plasencia ha plasmado en los Cuentos para la Igualdad , un ejemplo de los proyectos educativos basados en la igualdad que el colegio que dirige María José Oviedo viene desarrollando desde hace catorce años.

Tanto María José como el profesorado del centro están concienciados de la necesidad de educar desde pequeños en la igualdad, de ahí que el año pasado, el colegio entrara a formar parte de la Red de escuelas por una cultura de paz, igualdad y no violencia. Esto, unido a que también está incluido en la Red de bibliotecas extremeñas llevó a la directora a proponer al alumnado de sexto la lectura de los Cuentos para la Igualdad que se publicaron en el curso 1995/1996.

De ahí surgió la idea de que 50 niños y niñas elaboraran otra edición con cuentos nuevos, a los que después se sumarían también sus propias ilustraciones. "Los leían en la hora de lectura y biblioteca y hacían sugerencias, por eso hubo varios borradores", explica la directora.

Después, la directora del Instituto de la Mujer de Extremadura y el director general de Calidad y Equidad Educativa de la Junta se interesaron por los cuentos y decidieron financiarlos. Así, miles de ejemplares llegarán ahora a todos los colegios de la región.

De esta forma, el alumnado del colegio Miralvalle podrá transmitir valores que ya no olvidará. "Se ha notado el cambio en los chicos y chicas. Ellos imitan lo que ven y el colegio tiene la responsabilidad de ofrecerles otros modelos y la familia es también muy importante en esto", subraya María José.

Alba Hernández y Sandra Martín son dos de las alumnas que han plasmado sus cuentos en este libro y tienen claro que "ahora me parece más importante ayudar en casa", en palabras de Alba. Sandra lo confirma y dice que "antes pensaba que los hombres que hacen un trabajo duro tenían más derecho a no hacer cosas en casa, pero deben ayudar los dos".

Lo dicen a sus doce y trece años, pero el colegio trabaja el tema de la igualdad desde infantil y durante todo el curso, no como algo puntual. Isabel Hernández, coordinadora de la Red de escuelas por una cultura de paz, igualdad y no violencia, destaca que esta es una labor de toda la comunidad educativa y hay talleres donde también colaboran los progenitores y abuelos y abuelas. Además, en todos los cursos se promueven los juegos entre niños y niñas. "Llegan de casa con muchos estereotipos y les damos otra visión. Así tienen una mentalidad más abierta", destaca Isabel.