No consintió que la Guardia Civil fuera a buscarle a la mezquita ni a su casa. Acompañado por su familia y medio centenar de amigos, el imán de Fuengirola, Mohamed Kamal Mustafa, ingresó voluntariamente ayer a media tarde en la prisión malagueña de Alhaurín de la Torre

(Málaga) después de agotar el plazo que le dio el juez.

Condenado a un año y tres meses de cárcel por explicar en un libro cómo pegar a una mujer sin dejar huella, el imán dijo ayer que esta orden de prisión responde a "una persecución del islam" y la calificó de "injusticia". El Juzgado de Instrucción número 12 de Barcelona dictó la semana pasada una orden de ingreso en prisión con una orden de búsqueda y captura en el caso de que Kamal no se presentara en la cárcel. El mismo juzgado ya dio orden ayer a la policía malagueña de ejecutar la orden. Sin embargo, no tuvieron oportunidad porque el imán acudió por propia iniciativa.

El imán, con el semblante emocionado, fue despedido con un fuerte aplauso por la comitiva cuando traspasaba el puesto de la Guardia Civil, al que respondió con besos y muestra de agradecimiento hacia su familia y miembros de la comunidad islámica.

"Que los abogados y arabistas de este país lean la sentencia y comprueben si se va contra mi persona, contra mi hecho o contra el islam", dijo Kamal en la puerta de la cárcel, para añadir: "Soy la primera persona, fuera de los tiempos de la Inquisición o de Franco, que entra en la cárcel por temas de opinión o por traducir las palabras sagradas del Corán". "Conmigo entra en la cárcel la libertad religiosa en España y la libertad personal", sentenció.