En la primera semana de agosto, la Dirección General de Tráfico

(DGT) ha controlado la velocidad de 757.581 vehículos en las carreteras españolas. De ellos, un 3% (23.446) han sido denunciados por los agentes por exceder los límites establecidos.

A principios de verano, y con el objetivo de combatir los altos

índices de siniestralidad, la DGT anunció que, en agosto, declararía la guerra a los que pisan demasiado el acelerador. De hecho, Tráfico montó un dispositivo para duplicar los controles de velocidad frente a los que se realizaron en el 2003. Por primera vez, anunció su emplazamiento.

Las cifras de siniestralidad, sin embargo, siguen sin dar un respiro. El fin de semana pasado, fallecieron en España 39 personas en accidentes de circulación. El dato es menos malo que el contabilizado el mismo fin de semana del año pasado (48 muertos). Sin embargo, es sensiblemente superior al registrado el fin de semana pasado, que coincidió con la operación salida de agosto y que se saldó con la inusual cifra de 25 fallecidos.

El director general de Tráfico, Pere Navarro, admitió que los primeros fines de semana son, en general, "malos" porque se producen muchos desplazamientos cortos por carreteras secundarias.

Además, otro factor que puede explicar el aumento de los fallecidos es que los conductores están mucho más concienciados en las grandes operaciones salidas que durante los fines de semana rutinarios, periodos en los que los automovilistas acostumbran a bajar la guardia.

Existe otro hecho importante. La DGT, al contrario que durante la operación salida, no incorporó el fin de semana pasado los paneles luminosos con mensajes disuasorios como La velocidad puede matar. Sin embargo, Navarro descartó que esta circunstancia fuera la responsable del repunte de la siniestralidad en carretera.