El Juzgado de Instrucción número dos de Salamanca ha imputado a un joven salmantino diecinueve delitos de corrupción de menores y otros cuatro de agresión sexual al utilizar internet para acosar a menores de edad, según el escrito de apertura de juicio al que ha tenido hoy acceso la Agencia Efe.

Los hechos por los que se investiga a D.G.L., un joven estudiante de 21 años de Formación Profesional, comenzaron en 2008 cuando empezó a utilizar redes sociales como Tuenti para contactar con adolescentes, la mayoría menores de edad, a las que coaccionaba y amenazaba para que se desnudaran delante la cámara del ordenador, según el escrito judicial.

Una vez que el juez ya ha concluido la instrucción, la Fiscalía de Salamanca ha pedido que se le imponga una pena de más de cien años de cárcel por veintiocho delitos de amenazas.

El representante del Ministerio Fiscal ha explicado, en su escrito de calificación, que el joven contactó con 204 chicas, pese a que sólo se ha localizado a veintiocho y otras no han querido tomar parte en la instrucción del caso.

El fiscal ha estimado que desde diciembre de 2007 hasta junio de 2009, D.G.L. envió correos masivos a chicas menores, de entre 12 y 17 años, amenazándolas con enviar personas para agredir a la víctima en el caso de que no le facilitaran las fotos o vídeos que él pedía.

"UN JUEGO"

Como consecuencia de la instrucción de este caso, el joven imputado ha permanecido seis meses ingresado en la cárcel de Topas (Salamanca) y siempre ha reconocido los hechos, aunque los ha calificado como "un juego".

Según fuentes cercanas a su abogado, la defensa de este joven se basará en tratar de demostrar que, como máximo, han existido cuatro delitos de agresión sexual y uno continuado de corrupción de menores.

Aunque las investigaciones han comprobado que la mayoría de las víctimas son de Salamanca, no se descarta que haya más chicas con las que haya contactado de otras ciudades españolas, una de ellas en Lorca (Murcia).

Por las dependencias de la Guardia Civil de Salamanca han pasado un importante número de menores cuyas direcciones de internet aparecieron en el ordenador del imputado.

En alguno de los casos, según han relatado fuentes de la investigación, el joven obligaba a las afectadas no sólo a fotografiarse desnudas, sino a realizar determinadas prácticas sexuales, como se ha podido comprobar en alguna de las imágenes analizadas por la Guardia Civil.