Ráfagas de viento de hasta 90 kilómetros por hora hicieron inútiles ayer los esfuerzos por extinguir un incendio que, avanzada la noche, había arrasado 1.200 hectáreas de matorral y monte bajo en Simat de la Valldigna (Valencia).

Las llamas se iniciaron el pasado viernes por la noche "en unos contenedores de una urbanización de Simat", según informó la delegación del Gobierno en Valencia, sin aclarar si el fuego pudo ser accidental o intencionado. Las condiciones para la extinción fueron complicadas desde el primer momento. Un viento a 60 kilómetros por hora con rachas de 90 facilitó la expansión de las llamas. Los bomberos y las brigadas forestales se enfrentaron en medio de la noche a un terreno muy escarpado. La oscuridad obligó a esperar muchas horas hasta que los primeros medios aéreos pudieran actuar.

Y éstos llegaron a primera hora, cuando el fuego campaba descontrolado por seis términos municipales diferentes de la comarca de la Safor. Se habían quemado las primeras 500 hectáreas de Simat y Benifairó de Valldigna, Barx, Xeraco, Gandia y Xeresa. Los primeros afectados durante la noche fueron 12 familias de la partida de la Pujada de les Foies de Simat de Valldigna, desalojadas ante el peligro de que el fuego alcanzara sus casas.

Los habitantes de Xeresa se despertaron con el humo invadiendo el casco urbano. Las autoridades les pidieron que no salieran de casa hasta que un cambio del viento despejó el aire a media tarde. A esa hora las cifras oficiales hablaban de 925 hectáreas arrasadas, y a las seis de la tarde eran ya 1.200. Poco antes se había desalojado a otras 100 personas de las urbanizaciones Santa Marta y Racó dels Frares de Gandia.

Más de 100 bomberos y otros tantos brigadistas forestales se afanaron ayer por controlar las llamas. Cinco aviones Air Tractor, cinco helicópteros y tres aviones Foca del Ministerio de Medio Ambiente intentaron frenar el incendio desde el aire.

La tensión entre los afectados provocó una concentración de decenas de vecinos que acusaron a las autoridades de falta de medios y coordinación. La protesta se produjo en la plaza del Ayuntamiento de Xeresa, donde el consejero de Interior, Miguel Peralta, coordinó todos los trabajos. También aseguró que se había hecho "todo lo posible".

RESTO DE ESPAÑA En el resto de las comunidades, el viento obligó a anular varias rutas marítimas en las islas baleares. En Euskadi, la lluvia hizo que se decretase la alerta máxima por el riesgo de desbordamiento de los ríos. En Burlada, localidad próxima a Pamplona, el río Arga se desbordó y el agua llegó hasta el el casco urbano, arrastrando a varios vehículos, y en Barcelona rachas de hasta 120 km/h causaron daños en edificios y calles de Cataluña.