Los bomberos calculan que aún tardarán "tres o cuatro días" en extinguir el incendio que anoche había arrasado al menos 1.900 hectáreas de monte en seis localidades de la comarca valenciana de la Safor.

La segunda noche de fuego se saldó con 700 hectáreas más calcinadas y otras dos urbanizaciones de Gandia (cinco en total) desalojadas. Unas 500 personas se han visto obligadas a abandonar su residencia de fin de semana. Pero la vuelta de los medios aéreos y la reducción en la velocidad del viento dieron las primeras luces de esperanza.

Con la llegada del día también llegó la evidencia de la desolación, ya que se han perdido dos parajes de los últimos bosques mediterráneos de la comarca, la Serra de Barcella y la Caldereta, en Gandia. Del terreno quemado, el 10% es arboleda y el resto, matorral y monte bajo.

El perímetro llegó a ser de 40 kilómetros, lo que puso en alerta a la urbanización de la Drova, en Barx, y a una residencia de ancianos para una posible evacuación que no fue necesaria.

A mediodía, el consejero de Justicia, Miguel Peralta, afirmó que si la situación meteorológica se mantenía estable "el incendio podría controlarse". Ayer, el viento sopló a 30 kilómetros por hora, menos de lo que auguraban las previsiones y de los 90 kilómetros del sábado. Los medios desplazados a la zona sumaban 250 personas en tierra --bomberos y brigadistas rurales--, 15 medios aéreos, cinco Air Tractor, cinco helicópteros y cinco hidroaviones del Ministerio de Medio Ambiente.

Según explicó, la buena evolución del siniestro permitió que la mitad de los aparatos se desplazaran a otro fuego en Vilamarxant, a 70 kilómetros, donde ardió otro paraje de bosque y se desalojaron varias casas.