La operación Wei sigue en marcha. Dos días después de que, en el mayor dispositivo de su historia, 750 agentes de la policía autónoma catalana desembarcaran en Mataró para desmantelar 72 talleres ilegales de confección controlados por la mafia china, la policía se dedica ahora a indagar en dos líneas. Por una parte, rastrea qué empresas y marcas de ropa encargaban o subcontrataban pedidos a la red que controlaba esos talleres, explicó ayer el subjefe de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos d´Esquadra, el inspector Josep Monteys, que destacó que había "muchos intermediarios" en esos encargos.

Además, fuentes cercanas a la investigación revelaron que investigan a varios de los detenidos por formar una organización delictiva dedicada a traer desde China a inmigrantes que, trabajando en régimen de semiesclavitud en esos talleres de Mataró, satisfacían la deuda que previamente habían contraído con la mafia para que les introdujera ilegalmente en España.

Según Monteys, el operativo del martes fue "una primera fase" de una investigación mucho más compleja "que sigue abierta". La redada en Mataró acabó con 77 detenidos y cinco imputados. 76 de los arrestados son chinos y uno, español. A los detenidos, a la espera de que avancen las pesquisas, se les imputa un delito contra el derecho de los trabajadores.

Además, según Monteys, los Mossos "liberaron" a 450 chinos que trabajaban en esos talleres, al menos uno de los cuales es menor de edad. Muchos de ellos se encontraban en situación irregular. La policía autonómica dejó en libertad a todos esos sin papeles.