Indonesia sigue evacuando turistas a la carrera después de que algunos de sus destinos más populares fueran golpeados el domingo por el segundo seísmo en una semana. El temblor que sacudió la turística isla de Lombok se cobró al menos 91 muertos y 209 heridos. Las cifras subirán en las próximas horas porque anoche aún no se había podido contactar con las zonas más afectadas, según advirtieron las autoridades, que no ofrecieron cifras de desaparecidos.

Lombok ofrece un aspecto desacostumbrado. La isla, célebre por sus plácidas playas de aguas prístinas y su volcán, el Rinjani, está tomada por socorristas y equipos de rescate que buscan supervivientes entre los escombros. Miles de viviendas que habían quedado ya seriamente dañadas por el seísmo anterior -el pasado 29 de julio- acabaron por rendirse en la tarde de este domingo. El drama ha tensado las capacidades de la región.

«Hay desafíos: las carreteras y tres puentes han quedado dañados, es complicado acceder a algunos lugares y no disponemos de suficiente personal», afirmó ayer Sutopo Purwo Nugroho, portavoz de la Agencia Nacional de Desastres. La electricidad y las comunicaciones seguían cortadas en amplias zonas de Lombok y el Ejército anunció que enviaría un barco con asistencia médica, suministros y apoyo logístico para la isla. En algunos lugares, se estaba utilizando maquinaria pesada para levantar los escombros y poder rescatar a las personas que se encuentran atrapadas.

EDIFICIOS DERRUMBADOS / El aeropuerto y los muelles de Lombok estaban atestados de turistas que buscan destinos más plácidos después de haber experimentado dos seísmos y centenares de réplicas en una semana. Las autoridades dispusieron de tres barcos adicionales y durante la mañana de ayer ya habían evacuado a 358 viajeros, tanto indonesios como extranjeros. El aeropuerto de Mataram, la capital, estaba abarrotado y amplió las operaciones a 24 horas al día. También se estaba evacuando a más de un millar de viajeros de las islas Gili, situadas al noroeste de Lombok. Los tres pequeños islotes (Trawangan, Meno y Air), célebres por sus corales, son muy frecuentados en los últimos años por mochileros y buceadores. Algunos relataban la pesadilla en la que se había convertido coger un barco, donde la gente peleaba por subir. Este último seísmo comenzó el domingo, hacia las 19.46 hora local, a una profundidad de diez kilómetros en la parte septentrional de Lombok. Las autoridades calcularon una fuerza 7 en la escala Richter, que el Servicio Geológico de Estados Unidos rebajó en una décima, a 6,9. Pudo percibirse en la cercana isla de Bali, mascarón de proa del turismo indonesio, donde murieron dos personas. Los vídeos en las redes sociales muestran a la población corriendo aterrorizada mientras los coches se balancean. Fue Mataram, la principal ciudad de Lombok, la más castigada. El brío de este segundo terremoto fue excesivo para muchos de los edificios levantados con materiales poco resistentes. «La gente entró en pánico y se dispersó por las calles. Las casas que habían quedado dañadas por el anterior seísmo se cayeron», señaló Sutopo Purwo Nugroho.

centenares de españoles / Más de 200 españoles resultaron afectados por el terremoto que sacudió la isla indonesia de Lombok. Hasta anoche no se tenía constancia de que haya españoles entre las víctimas del seísmo, informa Efe. «La embajada (de España en Indonesia) está en contacto con más de 150 españoles desde el principio de la evacuación», escribió en Twitter la legación diplomática, que desaconseja volar en los próximos días tanto a Lombok como a las tres islas Gili, que han sido evacuadas. En cuanto a la vecina Bali no se ha hablado de riesgos, pero se recomienda consultar los consejos de viaje en la página web del Ministerio de Exteriores. Centenares de españoles se encontraban ayer en el aeropuerto de Lombok, a la espera de vuelos que debían salir entre ayer y el jueves. Allí, personal consular de la embajada presta asistencia a los afectados. Según escribió en Twitter el español José María Sánchez, de 39 años, varios de ellos sufrieron heridas leves debido a la caída de objetos. «Yo creo que tengo roto un dedo del pie, y se ven muchas torceduras». Además Sánchez declara que el personal del hotel desapareció y los turistas se organizaron entre ellos para afrontar la noche, contando con la ayuda de vecinos.H