La NASA, un emblema de la investigación y de los avances de EEUU, recibió ayer un duro análisis crítico que busca restablecer su credibilidad. Al hacer público su informe sobre el accidente del Columbia, el transbordador espacial que se desintegró al entrar en contacto con la atmósfera el 1 de febrero, causando la muerte de sus siete tripulantes, la comisión investigadora del siniestro identificó las causas físicas, pero les atribuyó tanta responsabilidad como a la "cultura organizativa" y la "historia" de la agencia aeroespacial.

El golpe para el icono de la carrera espacial es indudable. La NASA "no proporciona contrapesos efectivos, no tiene un programa independiente de seguridad y no ha demostrado las características de una organización de aprendizaje", se lee en una de las 248 páginas del informe, que no identifica causas simples.

El trabajo dice que "las prácticas de gestión del programa de transbordadores causaron el accidente, como lo causó el aislante que impactó en el ala izquierda" el día del lanzamiento, dejando un agujero que permitió la entrada de gases en el regreso a la Tierra y la posterior explosión.