Los inmigrantes se casan más con los españoles que entre ellos mismos. Parece difícil de creer, pero es cierto. El 63% de los 173.038 extranjeros que se casaron en España entre 1996 y 2004 lo hicieron con alguien que llevaba en el bolsillo el pasaporte español, según los cálculos efectuados por este diario a partir de los datos registrados por el Instituto Nacional de Estadística.

Expertos consultados reaccionaron con sorpresa. ¿Tan abierta es al forastero la sociedad española como para que sea mucho más frecuente la boda mestiza que entre nacionales del mismo país? Tras analizar los datos a fondo, todos coincidieron en responder a esta pregunta con un sí matizado por varios factores estadísticos que convierten al dato en parcialmente engañoso.

EL MENOS XENOFOBO "La gran cantidad de bodas mixtas es un buen indicador de la capacidad de integración social de España. No hay mejor manera de integrarse en otro país que ése", valoró Carlos Pereda, experto del colectivo IOE.

Para Juan Díez Nicolás, el sociólogo que más ha analizado la evolución del racismo en nuestro país, el dato corrobora una de las tesis que mantiene desde hace años: "España es, junto con Suecia, el país menos xenófobo del mundo. Sólo hay que mirar la historia de la conquista de América. Los anglosajones nunca mezclaron su sangre con los indígenas", recuerda.

Pero detrás de las cifras se esconden otras razones. La celebración de una boda es una ceremonia muy vinculada a la familia y muchos inmigrantes, sobre todo, marroquís, viajan a su país para llevarla a cabo. Los censos del INE no las registran al hacerse fuera del país.

La cifra de matrimonios mixtos se engorda también por otro fenómeno muy difícil de medir: la boda con un español es el camino más rápido --y para algunos el único-- de obtener los papeles. "La dificultad para entrar en España provoca, no sólo, los llamados matrimonios de conveniencia, donde la boda se hace a cambio de dinero, sino que también lleva a formalizar su relación a parejas que, en otras circunstancias podrían vivir juntas sin casarse", dice Dan Rodríguez.

Por parte, el Ministerio de Justicia ha remitido a los registros civiles una instrucción en que dicta nuevas normas para que los funcionarios pueden detectar los matrimonios fraudulentos. El texto establece que será motivo de veto el desconocimiento "claro, flagrante y evidente" de los "los datos familiares y/o personales básicos del otro", sin necesidad de "descender" por ello "a los detalles más concretos".