Estuvieron allí pero se retiraron; bajaron la guardia demasiado pronto. El concejal de Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Hereu, explicó ayer que la Guardia Urbana vigiló el instituto Sant Josep de Calassan§, donde estudiaba el joven colombiano que el martes murió asesinado a pocos metros del centro. La vigilancia, que se hizo efectiva entre el lunes 13 y el viernes 17 de este mes, fue retirada de común acuerdo con la directora del centro, según manifestó Hereu.

Diez días después tuvo lugar la tragedia: Ronny Enrique Tapias, de 17 años, falleció desangrado después de recibir una puñalada en el pecho.

El instituto había solicitado vigilancia especial a causa de los pequeños robos que tenían lugar en los alrededores del centro y, según un miembro de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), Juan Palotes, para controlar la venta de hachís en las puertas del edificio.

"El día 22 --indicó Hereu-- tuvo lugar una reunión con la directora durante la cual ella manifestó que la problemática había descendido. Por eso se retiró la vigilancia. Además, en ese momento el instituto ya se había puesto en contacto con la Policía. Lo cual es lógico, pues se trata de un problema de inseguridad ciudadana". Tanto la Policía Nacional como los Mossos negaron que el centro hubiera contactado con ellos.

Representantes del instituto, en todo caso, quisieron dejar claro que nunca hubo un motivo especial de alarma. "Teníamos constancia de que a varios estudiantes les habían robado la chaqueta o las zapatillas deportivas, pero, desgraciadamente, estos robos entran dentro de lo normal, lo que puede suceder a las puertas de cualquier instituto", dijo Lupe Alberich, integrante de la AMPA y portavoz del instituto.

Alberich explicó que volverán a contactar con las autoridades competentes para evitar nuevos incidentes. Las clases han sido suspendidas hoy y mañana.