La desaparición de Yéremi José Vargas mantiene en vilo a las autoridades y vecinos del municipio gran canario de Vecindario desde hace dos días. Cuatrocientas personas buscan al menor, de 7 años. Yéremi está enfermo de asma y, ante su desaparición, la Guardia Civil mantiene abiertas todas las líneas de investigación. La familia distribuye la imagen del niño por la zona, ya que no ha podido salir de la isla al haberse puesto un dispositivo de control para evitarlo. Y los camiones de basura se vacían para ver si está dentro y se revisan los estanques y pozos de la zona, informó ayer Protección Civil.

La Guardia Civil baraja todas las hipótesis posibles para la desaparición de Yéremi José Vargas. Todos los servicios de emergencia se mantienen movilizados para buscar al menor, incluyendo también Protección Civil, policía local y del Grupo de Emergencia del Gobierno de Canarias. Estos efectivos, junto a amigos y vecinos, forman una comitiva de 400 personas que rastrea la zona.

El niño es "muy tímido" y "no se va con cualquiera", asegura la familia. Además, recuerdan que Yéremi sufre asma, por lo que necesitaría atención. Elvira Castro, vecina de la familia, dice que "se ha rastreado todo, absolutamente todo". "La pistas se pierde en los límites del solar donde estaba jugando. Creemos que alguien se lo ha llevado en un coche", añade esa misma vecina. De la misma teoría es la Concejalía de Seguridad Ciudadana de Santa Lucía, que cree que el suceso se trata de un secuestro, opinión que comparta también su padre.

LA DESCRIPCION Las salidas de la isla están avisadas de la desaparición y se ha montado un dispositivo de control. Por ello, la familia rastrea los alrededores y reparte octavillas con la imagen de Yéremi para tratar de recabar pistas. El pequeño, de ojos marrones, gafas y pelo rubio, vestía un jersey naranja, un pantalón crema y zapatillas de deporte en el momento de la desaparición.

La pista se pierde el sábado a las 13.30 horas. Jugaba con dos primos de edades similares en un solar a escasos metros de la vivienda familiar, cuando los menores fueron llamados desde la ventana para ir a comer. Sin embargo, Yéremi no subió y siguió jugando con la pala y la arena, y cuando uno de los primos bajó a buscarlo por orden de su madre, ya no estaba en la calle.