La policía rumana tuvo que intervenir en Targoviste (a cien kilómetros al norte de Bucarest) para impedir que la esposa de Marian Mitrita, el rumano que se quemó a lo bonzo en Castellón hace un mes, fuera linchada por sus parientes. Según informó hoy la agencia rumana Rompres, cientos de parientes y vecinos que asistieron a la llegada del ataúd del suicida en la citada localidad quisieron linchar a la esposa del fallecido, a la que culpaban de no haber hecho todo lo necesario para impedir la trágica muerte del hombre.

Mitrita se prendió fuego el pasado 4 de septiembre ante la Subdelegación del Gobierno en Castellón en señal de protesta por no encontrar un empleo, y murió el 19 de septiembre en el hospital La Fe de Valencia a causa de las quemaduras. Sus restos fueron repatriados anoche a Targoviste, donde se celebrará el entierro el próximo sábado. El Consejo Departamental de Dambovita (la autoridad local) pagó los 4.200 euros para el transporte del cuerpo.

En busca de una vida mejor, Mitrita emigró a España, junto con su esposa y sus dos hijos, a causa de la pobreza, tras vender todos sus bienes y pedir dinero prestado a conocidos. El rumano, que no tenía permiso de residencia ni empleo estable en España, se quejó de unos compatriotas que le prometieron un lugar de trabajo legal España antes de recurrir al gesto extremo. Asimismo, dijo que le había sido robado el último dinero recogido para pagar el viaje de vuelta a Rumanía para él y su familia.