Hace un mes, un profesor de instituto descubrió que varios de sus alumnos habían colgado en una red social de internet fotos suyas a las que añadieron un aluvión de mofas sin, claro está, su consentimiento. Enojado y preocupado por males mayores, el docente decidió llevar el caso a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), tramitando así la primera denuncia presentada en dicho organismo sobre las infracciones efectuadas en estas webs. Desde entonces, ¡en solo 30 días!, la misma entidad ha cursado "más de una docena de denuncias" relacionadas con estas cibercomunidades, a las que ha abierto una investigación.

Obnubilados por la posibilidad de trasladar sus vidas a un mundo paralelo, centenares de millones de internautas frecuentan a diario portales como Facebook, Tuenti y Fotolog. Allí intercambian mensajes, cuelgan fotos y vídeos, encuentran amigos, ligan con propios y extraños y hasta muestran sus gustos y disgustos sin reparar en que, en muchos casos, están cayendo en una telaraña de desagradables consecuencias. ¿Por qué? Porque los beneficios de estas plataformas son muy variados, pero también lo son los riesgos que entrañan por culpa de una legislación inconcreta y por la inconsciencia y la ignorancia de muchos usuarios.