La operación a la que se sometió la joven de 19 años, Laura R. M., en Barcelona debía consistir en la colocación de un cinturón de silicona en la parte superior del estómago --una banda gástrica-- con el fin de presionar dicha cavidad e inducir la sensación de saciedad tras tomar pocos alimentos. La intervención se practicó por laparoscopia, sin abrir el abdomen con el bisturí, introduciendo tres cánulas en la zona intestinal, que transportaron el material quirúrgico empleado y la luz que ilumina el acto quirúrgico. Al parecer, una cánula, la que contenía la pinza cortante, atravesó una arteria y desató la hemorragia, que minutos más tarde produjo la muerte.