El sábado promete ser un día de sorpresas sin límite si la boda de Carlos y Camilla sigue los calamitosos derroteros de las seis semanas de preparativos. A estas alturas, cientos de invitados no han recibido aún la confirmación de su asistencia, tras el cambio de fecha. ¿Quién vendrá? ¿Quién no? Misterio.

Al parecer, Carlos no ha escuchado los ruegos de su madre, quien, según el diario The Sun, al conocer la muerte del Papa le pidió que aplazara la boda hasta el otoño. A pesar de las lúgubres jornadas que vive la realeza europea, con el funeral del Pontífice y el fallecimiento de Rainiero de Mónaco, el príncipe está decidido a seguir adelante con la ceremonia, con invitados o sin ellos.

La coreografía callejera también se tambalea. El astuto plan preparado por Clarence House para colocar frente a la alcaldía de Windsor a simpatizantes de Carlos dispuestos a arropar a la pareja anda manga por hombro.

NI AGUA Decenas de instituciones asociadas con las obras caritativas del heredero, como la Royal Opera House o el Royal Ballet, recibieron invitaciones para el viernes, pero no han vuelto a saber nada del asunto desde que la boda fue cambiada al sábado. "Debe de haber personas a las que aún no hemos llamado y quizá algunos no puedan venir", admitió un portavoz de Clarence House, donde el personal, desbordado, está al borde del síncope colectivo.

Las invitaciones fueron cursadas por sir Tom Shebbeare, director de obras filantrópicas de Carlos, y en la misiva ya aclaraba que los convidados no recibirían ni agua. "Desafortunadamente, no habrá ni comida ni bebida y, por razones de seguridad, habrá que permanecer de pie, fuera", escribió Shebbeare.

Para completar el cuadro, no podían faltar intrusos en el castillo de Windsor. El domingo, dos turistas polacos aprovecharon la ausencia en la garita de un policía para entrar en las dependencias privadas de la residencia real, antes de que fueran expulsados. Scotland Yard ha abierto una investigación.

Respecto a los detalles de la ceremonia, ayer trascendió que Camilla se convertirá el sábado en duquesa de Cornualles tocada con una pamela diseñada por el creador Philip Treacy, que conoce las medidas de testas más prosaicas como la de Madonna y Marilyn Manson. Según aseguró ayer el equipo de diseñadores encargados de su imagen, la futura esposa del príncipe Carlos llegará a la alcaldía de Windsor coronada con un tocado "glamouroso ", lucirá un conjunto "elegante" y calzará unos zapatos "sencillos y femeninos".

VESTUARIO SECRETO "Está fabulosa", aseguró el trío de ideólogos de la Camilla-novia. Además de encomendarse a Tracy, la prometida del príncipe ha encargado los zapatos a la diseñadora Linda Bennett, y el conjunto nupcial a Anne Valentine --del equipo de Robinson Valentine--, quien ayer no quiso desvelar si se trata de un vestido o traje de un chaqueta.

Los diseñadores también elevaron a la categoría de secreto de Estado cualquier detalle sobre los colores, el tipo de tejidos y los centímetros de los tacones con los que Camilla se convertirá en duquesa.