Una boda sencilla, formal y sin alardes. Así pretende Isabel II que sea el enlace entre su hijo Carlos y Camilla Parker-Bowles el próximo 8 de abril, muy en contra del criterio del heredero al trono. La soberana ha tomado el mando de todos los preparativos de la polémica jornada nupcial, que ella concibe como una discreta celebración. Carlos tenía planeada una lujosa recepción con la crema de la realeza europea y sobresalientes celebridades internacionales.

Fuentes de palacio, consultadas por el diario The Sun, han hecho saber que la reina es consciente de la animosidad que despierta el enlace entre algunos sectores de la ciudadanía británica y considera "inapropiados" los signos de "ostentación". Guardar las formas es fundamental y la víspera de la boda, Camila deberá dormir alejada de su futuro esposo.

La soberana ha vetado a Michael Fawcet, el ayudante del que Carlos no puede prescindir y al que volvió a contratar después de despedirlo por un escándalo de venta de regalos y ciertas insinuaciones sexuales. Fawcet estaba encargado de organizar la boda, pero esa misión la asume ahora la augusta madre del novio, quien tendrá la última palabra en lo que a los invitados se refiere.

Ni siquiera en los detalles más nimios del banquete podrá Carlos imponer su criterio. El príncipe de Gales había elegido mesas redondas adornadas con velas, pero Isabel II ha optado por unas rectangulares, más acordes con el protocolo y las jerarquías. Tampoco se servirán las verduras orgánicas de los huertos de Highgrove, tal como deseaba el novio, furioso con su progenitora, por pretender privarle de la fabulosa fiesta con la que pensaba rendir homenaje a Camilla.

El príncipe no está acostumbrado a que le contraríen. El martes sin ir más lejos, Carlos se fue a una cacería de zorros con perros, en Derbyshire, tres días antes de que la práctica de este sangriento deporte sea prohibida. La nueva ley divide profundamente a los británicos, motivo por el cual el futuro rey debería mantener una impecable neutralidad.

EL CARNET DEL REY El presidente del Real Automóvil Club de Catalunya (RACC), Sebasti Salvadó, entregó ayer al Rey el carnet un millón de socio de la entidad en el palacio de la Zarzuela. Juan Carlos recibió a la junta directiva del RACC encabezada por el presidente de honor, Juan Antonio Samaranch.

LA LENCERIA DE SARDA Cuando un diseñador logra el aplauso y provocar un cóctel de sensaciones puede darse por satisfecho. Sirva de ejemplo Andrés Sardá, que tomó el relevo en el tercer día de Cibeles a Francis Montesinos, que presentó una colección muy española con volantes y peinetas. Frente a lo torero, Sardá retrató a la mujer amante del lujo decadente y del cristal Swarosvski. Entre sus propuestas, el boxer-tanga.

Tras ocho años de ausencia, Amaya Arzuaga avanzó en la O3desestructuración con tirantes, cuellos y puños de camisa que nacen de la cintura. Blanco, rojo, negro, beige, naranja y morado sin estampados. Julie Sohn dio más muestras de serenidad. Entre faldas y vestidos de tonos tierra, recuperó color con un abrigo color lima.

La evolución del amor al desamor marcó la colección de la firma Locking Shocking, con una apuesta por los monos en tonos metálicos. Para la noche, el hombre se atavía con esmoquin y la mujer con vestido-esmoquin.