Mal lo tiene Isabel Pantoja desde que ¡Hola! le ha declarado la guerra. La revista, que normalmente aplica el principio de "no hay mayor desprecio que no hacer aprecio" y olvida a los personajes que por hache o por be no considera dignos de sus páginas, ha roto su estrategia para lanzar en su último número una diatriba contra Isabel y su novio, Julián Muñoz, de las que hacen época.

La revista critica la manera en la que la cantante y el alcalde de Marbella eligieron para hacer pública su unión sentimental en plena romería del Rocío, así como la naturaleza misma de una relación que implica a terceras personas. Pantoja se convirtió en uno de los iconos del folclore patrio no sólo por su talento artístico, sino por la combinación de arte y vida. En su construcción como personaje rosa tienen mucho que ver los cuidados dispensados por ¡Hola!, a la que Isabel concedió su primera entrevista (cobrando, eso sí) tras la muerte de Paquirri. También es inmejorable el trato que le ha dado la revista Lecturas, que desde hace años también ha cuidado de la imagen de la cantante con esmero y mimo.

Ahora, las dos publicaciones llevan un cabreo de mil demonios por los continuados desprecios de la artista. No sólo no les devuelve el dinero cobrado en exclusivas ni les paga los favores prestados, sino que ni tan siquiera les contesta las llamadas. Pantoja, crecida por el amor o lo que sea que le une a Julián Muñoz, ha roto relaciones con todo el mundo que durante años ha formado su corte, como cortó el cordón umbilical que le unía a su madre, Ana Martín, cuando ésta le criticó que se instalara en Madrid protegida por la fallecida Encarna Sánchez.