Casi 50 millones de italianos están llamados mañana y pasado a votar cuatro referendos sobre la reproducción asistida, presentados por el Partido Radical y varios partidos progresistas. El objetivo es suprimir algunos aspectos de la ley en vigor, que en Europa es la más cerrada y cercana al pensamiento católico. Desde hace varios meses, todos los partidos políticos y numerosos colegios profesionales, confesiones religiosas y colectivos de mujeres y de premios Nobel mundiales pugnan para que se alcance el quórum del 51% de los votantes, para que los referendos sean válidos.

Pese a que los promotores sean laicos y progresistas, tanto la coalición conservadora como la coalición izquierdista están divididas en su interior entre votar de una manera u otra, entre votar sí a unos referendos y no a otros, e incluso entre votar en cualquier caso o en abstenerse para no alcanzar el quórum.

Dado que en Italia los referendos de iniciativa popular sólo pueden revocar una ley o parte de una ley en vigor, las cuatro papeletas que los electores encontrarán en los colegios apuntan a eliminar aquellos aspectos que los promotores consideran dañinos para la libertad de la mujer y de la pareja.

LAS CONSULTAS El primero intenta permitir el análisis de los embriones antes de su implantación y el uso para investigación de las células madre de los embriones no utilizados. El segundo quiere que sea posible congelar los embriones no usados. El tercero intenta suprimir la identificación entre los derechos de la madre y los derechos del embrión, que la ley italiana --única en el mundo-- iguala desde el momento mismo de la fecundación de un óvulo. El cuarto apunta a permitir la fecundación de la mujer con semen de un donante externo a la pareja. Los sondeos cifran la participación en el 50% (40% para el sí a la revocación y 10% para el no), con un 22% de indecisos.

Italia está sembrada de pasquines y la prensa explica sin cesar cada referendo y las consecuencias de la abstención y del voto positivo o negativo. El Papa, Benedicto XVI, ha afirmado que "no se puede manipular la vida que nace" y que se sentía "cercano a los obispos italianos", que llaman a una abstención masiva.

El millón de ejemplares de las revistas católicas diocesanas están haciendo campaña por la abstención desde hace semanas. "Es una intrusión grave y peligrosa", han reaccionado los partidarios del referendo, según los cuales "es una ofensiva sin precedentes que apunta a poner Italia bajo la tutela del Vaticano".