Los sospechosos de haber ganado los 147,8 millones de euros de bote de la Superenalotto son cinco. Todos residentes en Bagnone, un pueblo de 2.170 habitantes en la provincia de Massa Carrara, en la Toscana. El sábado pasado por la noche los lugareños se agolparon frente al bar Biffi, donde fue sellado el boleto, y al día siguiente centenares de curiosos se acercaron hasta la localidad. Para encontrarla tomada por informadores. Todo el pueblo manifestó sus especulaciones sobre el vencedor, que ha ganado la apuesta millonaria con dos euros de inversión. Es el mayor premio jamás dado en Europa. La primitiva italiana no tenía un acertante de seis desde el 31 de enero.

El encargado de despistar a la concurrencia es el titular del bar, Vanni Simonetti, cuyo camarero lleva tres días rociando de cava a los visitantes. El asegura que no es y que jugó la apuesta inmediatamente sucesiva a la del afortunado. Los otros cuatro posibles multimillonarios son un constructor, el empleado de un consorcio, un empresario y un jugador empedernido. Todos, clientes del bar, niegan ser los suertudos.

Simonetti ofreció el sábado pistas sobre el ganador. "Tiene entre 45 y 50 años y es soltero". "Lo descubriremos dentro de algunos meses", dice la gente del pueblo. "Esperemos que no sean ni el cura ni el albanés", en referencia al único inmigrante albanés del pueblo, desean algunos.

El Consejo de Estado, interpelado por Codacons, la mayor asociación de consumidores, decide hoy si limitar los botes de las loterías a 100 millones de euros.