Un inventor italiano ha desarrollado un dispensador automático de agua bendita, de funcionamiento parecido al de los grifos con sensor electrónico, que evita que todos los fieles de una parroquia introduzcan los dedos en el mismo líquido, por lo que reduce el riesgo de contagio de la gripe A.

El creador del aparato, Luciano Marabese, ha asegurado que la idea del producto, para el que ya ha recibido peticiones de otros países, incluida España, surgió mucho antes de la aparición de esta pandemia, "en el 2000 o 2001", como medida sanitaria.

Marabese, propietario de un restaurante en la localidad de Briosco, unos 50 kilómetros al norte de Milán, concibió la pila del agua bendita electrónica durante una conversación con amigos en el local.

"Me tomaron por loco", ha asegurado. El inventor ha matizado que está "todos los días en la iglesia pensando qué le falta", sino que la idea surgió por casualidad. Más tarde, "pensando y hablando con la gente del pueblo, me decían que evitaban meter las manos en el agua bendita porque les daba asco", ha dicho el inventor.

DOS MODELOS

Marabese ha decidido construir varios prototipos, que se colocaron en la iglesia de Fornaci di Briosco, donde vive, en el 2005. Por eso, ha apuntado que este fue el único templo del mundo "inmune desde el principio a la gripe A".

La expansión de la enfermedad ha disparado las peticiones de todo el mundo, incluida España, donde iglesias de las provincias de Alicante y de Madrid ya se han interesado por su invento. El interés ha ido en aumento después de que la catedral de Milán eliminara hace una semana el agua bendita en las pilas del templo.

Las parroquias podrán elegir entre un aparato con receptor de agua incorporado u otro que podrá ser instalado sobre la pila ya existente en la iglesia.

OBRAS DE CARIDAD

El dispensador de agua bendita aún no ha llegado al mercado, ya que se encuentra en fase de producción. Su creador ha asegurado que su precio final oscilará entre los 1.400 y los 1.500 euros, dependiendo del modelo, una parte del dinero irá a parar a obras de caridad, ha anunciado Marabese.

"Cuando instalamos los aparatos en la iglesia de Fornaci di Briosco le prometí al párroco que parte de las ganancias irían para excavar pozos de agua en África, por lo que cada gota que caerá del dispensador será una gota que irá a los niños africanos", ha sentenciado el inventor italiano.