Por coquetería o para que no le echen en cara su edad, 71 años, el presidente francés, Jacques Chirac, persiste en negar que lleva un audífono para solucionar su eventual sordera. Una situación ridícula que se ha transformado casi en un asunto de Estado y ha provocado un desmentido oficial. El escrito reconoce que Chirac tiene problemas auditivos y que "probó sin resultado uno de esos aparatos". El que Chirac es duro de oído es algo archiconocido, pero el problema se ha agravado hasta el punto de necesitar audífono. Algo corriente y que a otros políticos, como a Clinton, no les plantea problemas.