Las rigurosas medidas de precaución (incluidos los escáneres de temperatura en los aeropuertos para detectar enfermos) no han logrado evitar que la gripe A se expanda por Japón a un ritmo trepidante. En solo dos días se han infectado más de 130 personas en aquel país, donde la alta densidad de población --127 millones de habitantes-- y los eventos deportivos escolares del fin de semana pasado han contribuido a la proliferación del virus, según los primeros indicios. Como consecuencia, las autoridades ordenaron cerrar ayer 2.400 colegios de las dos provincias afectadas, Hyogo y Osaka.

El viernes pasado, el Gobierno japonés solo tenía registrados cuatro casos de gripe A, pero todo parecía indicar a que estos se multiplicarían. Ayer se confirmaron las sospechas. Ante esta situación, el primer ministro del país, Taro Aso, se apresuró a pedir calma a los ciudadanos.

Mientras, Nueva York sumó ayer su primera víctima mortal por culpa del virus y la sexta de EEUU, donde ya se contabilizan más de 5.000 casos confirmados. El fallecido, de 55 años y con un historial médico complicado, es el subdirector de una de las tres escuelas del barrio de Queens cerradas el jueves.