Haití cifró ayer en "más de un millar" los muertos y los desaparecidos en los aludes y las riadas causados por la tormenta tropical Jeanne en el norte y oeste del país, mientras temía por la suerte de los 26.000 habitantes de la isla de la Tortuga, cubierta en parte por las aguas como Gonaives, segunda ciudad haitiana. Ante una hambruna e insalubridad generalizadas, el responsable del Programa Alimentario Mundial en el país, Guy Gauvreau, denunció que "muchísimas personas están expuestas al hambre y las epidemias". El presidente interino de Haití, Boniface Alexandre, tomó la palabra en la Asamblea General de la ONU y pidió la ayuda internacional ante esta "tragedia y catástrofe".

Millares de personas permanecían aún en los tejados de sus casas, a la espera de ayuda, si bien el nivel del agua en algunas zonas inundadas bajó para que muchas otras pudieran descender a una realidad caótica de barro y carencias, sin agua potable ni comida. Como los cadáveres, los heridos se contaban por centenares, mientras eran millares las familias que habían perdido la casa y todos sus enseres. La mayor parte del país seguía incomunicada mientras la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah) apenas empezaba a contar muertos y sus helicópteros no encontraban la isla de la Tortuga, antaño refugio de bucaneros.

HAY VIDA EN LA ISLA El primer ministro interino, Gerard Latortue, reconocía la inquietud del Gobierno. "Existe la posibilidad de que se haya producido un maremoto", dijo, dispuesto a encabezar una expedición con miembros de la ONU para comprobar lo sucedido en la isla, de 180 kilómetros cuadrados y 26.000 habitantes. Por la mañana, los sobrevuelos no permitieron distinguirla y cundió el temor de que hubiera sido "engullida por el maremoto". A última hora, sin embargo, el portavoz de la Agencia Civil de Protección, Dieufort Delorges, dijo que el Gobierno había "conseguido contactar con funcionarios" que desmintieron esa tragedia desde la propia isla.

Latortue sobrevoló su ciudad natal, Gonaives, a la que describió como "un vasto mar". El Gobierno calcula que los damnificados ascienden a 170.000 sólo en este lugar histórico. Fuentes de la Minustah informaron de que, sólo aquí, el número de fallecidos asciende a 600.

En Puerto de la Paz, en el norte, hay "decenas de cadáveres", según fuentes del Ejecutivo. A media tarde, el representante regional del Gobierno en el noreste del país, Elie Cantave, cifró en "más de 1.000" los muertos y desaparecidos, y afirmó que la falta de medicinas y condiciones higiénicas adecuadas pueden multiplicar las epidemias y la tragedia. "En el lodo parece que no hay muertos, pero en los canales de evacuación hay muchos, que empiezan a entrar en estado de putrefacción". Los cultivos, además, están arrasados.