La avalancha de denuncias de abusos sexuales por parte de sacerdotes de media Europa --los últimos casos se han vivido en Alemania, el Vaticano y los Países Bajos-- amenaza con llegar a la más alta jerarquía de la Iglesia de Irlanda, el país que a finales del pasado año reflejó en un informe la alianza que mantuvieron durante décadas el Estado y el clero para ocultar estos comportamientos. Pero no porque el cardenal Sean Brady participara presuntamente en las violaciones, sino porque el primado, hace 35 años, ocultó dos casos.

Ocurrió en 1975: Brady, entonces profesor en un colegio católico, se reunió con dos víctimas del padre Brendan Smyth --un pederasta en serie durante más de 40 años que acabó muriendo en la cárcel--, escuchó su testimonio y después les pidió que llevasen a cabo un juramento de silencio. No hubo denuncia.

El diario londinense The Times lo contó el domingo pasado y ahora las organizaciones de quienes fueron sometidos a abusos piden la cabeza del cardenal. Brady ha dicho que él solo se debe a su jefe, el Pontífice, y que únicamente dimitirá si así se lo pide Benedicto XVI. Y asegura estar arrepentido. "Ahora sé que debería haber hecho más --declaró ayer el cardenal a la BBC del Ulster--. Pensé que estaba haciendo lo que se me pedía con gran eficiencia. Había una cultura del silencio sobre esto".

"Está mal --le contestó Helen McGonagle, vejada por Smyth en la década de los 60--. Sus manos están sucias con la sangre de las víctimas que se han suicidado".

En Italia, la Iglesia teme que los casos de pederastia produzcan un alud de denuncias. Mañana saldrá a la venta El pecado escondido , un texto de autores anónimos, coordinado por Luigi Irdi, que reúne las denuncias presentadas por estos delitos en las fiscalías italianas. La mayoría son procesos celebrados y concluidos entre el 2007 y el 2009 con sentencias de condena.

Aplicando la "transparencia total" que pidió Benedicto XVI, Karl Golser, obispo de la diócesis de Bolzano-Bresanone, ha ordenado abrir una dirección electrónica y un foro a través de los que las presuntas víctimas puedan presentar su denuncia, que será después cursada a la Santa Sede. "Queremos que las indicaciones señaladas sean tomadas inmediatamente en consideración y comprobadas. La protección de posibles víctimas tiene máxima prioridad", explicó al respecto Golser.

En los últimos 10 años, 80 sacerdotes italianos han sido implicados en casos de abusos a menores, según Fortunato Noto, fundador de la asociación Meter contra la pederastia, desde la Radio Vaticana.