La jerarquía católica ha optado por el enroque para hacer frente a las críticas al Papa y a la Iglesia por el encubrimiento de abusos sexuales y agresiones físicas a menores perpetrados por religiosos en medio mundo. La cúpula eclesiástica cerró filas ayer con un mensaje inédito de solidaridad con Benedicto XVI retransmitido por televisiones de todo el planeta. Antes del comienzo de la misa solemne de la Pascua, el decano de los cardenales y exsecretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano, leyó unas líneas en las que dijo que ni los cardenales, ni los obispos, ni los sacerdotes ni los fieles católicos "se dejan impresionar por las habladurías del momento". Sodano añadió que Jesucristo ya lo había dicho: "En el mundo sufriréis tribulaciones", pero que había añadido enseguida: "Mantened el coraje, porque yo he vencido al mundo".

Después de una Semana Santa en la que muchos esperaban que Joseph Ratzinger pronunciara alguna palabra de disculpa o de solicitud de perdón por los escándalos de abusos de menores, no solo el Papa no ha hecho ninguna referencia al asunto, sino que ha recibido la solidaridad de los máximos niveles de toda la Iglesia. Numerosas conferencias episcopales le han escrito mensajes de apoyo y el decano de los cardenales le dijo ayer: "La Iglesia está con usted. Con usted están los cardenales, sus colaboradores en la curia, los hermanos obispos esparcidos por todo el mundo que guían 3.000 circunscripciones eclesiásticas. Están con usted los 400.000 sacerdotes que sirven al pueblo de Dios". Ratzinger, emocionado, sonrió y abrazó a Sodano.

LA PASION DE CRISTO El exsecretario de Estado del Vaticano citó también las palabras que el propio Benedicto XVI había dicho el Jueves Santo, recordando la descripción que san Pedro, primer obispo de Roma, hizo de la actitud de Jesucristo durante su pasión: "Insultado, no respondía con los insultos; maltratado, no amenazaba venganza, sino que se confiaba a quien juzga con justicia".

A continuación, Benedicto XVI pronunció su mensaje pascual. Hubo palabras de consuelo para los damnificados de Haití y Chile, condenas para el narcotráfico y llamamientos a la paz en Oriente Próximo e Irak. Pero de nuevo ni una palabra sobre las agresiones de curas a menores.

El cierre de filas con el Papa fue precedido, ayer por la mañana, por la autocrítica pública del predicador oficial del Vaticano, Raniero Cantalamessa, por haber comparado las críticas al Papa con el antisemitismo. Cantalamessa expresó en el diario Il Corriere della Sera sus disculpas: "Si contra mi intención he dañado la sensibilidad de los judíos y de las víctimas de la pederastia, estoy sinceramente apenado y pido perdón, y reitero mi solidaridad con unos y otros".

El predicador de la Santa Sede, de 75 años, aseguró que Benedicto XVI no conocía de antemano el texto de su sermón del Jueves Santo, en el que estableció el tan controvertido paralelismo. "La mía era una intención amistosa, todo lo contrario que hostil", agregó el fraile.

DENUNCIA DE CAMPAÑAS A medida que aumentan las revelaciones de casos de curas pederastas y del encubrimiento de estos, la Iglesia sube el volumen de su denuncia de una campaña orquestada de ataques interesados y orientados a minar la institución católica. "Hay una campaña de denigración y de calumnias", dijo ayer André Vingt-Trois, arzobispo de París, al diario Le Pariesien. Y arguyó: "Si se exhumasen los casos de pedofilia juzgados desde hace medio siglo en Francia habría un catálogo del horror en el que los religiosos resultarían ser una minoría".

Vittorio Messori, conocido escritor católico italiano, aconsejó ayer al Vaticano que contrate a "un veterano cronista, que a los eclesiásticos demasiado confiados revele trampas y acechos del sistema mediático".