Por qué Elisabeth Fritzl y sus hijos no intentaron nunca rebelarse ni atacar a su secuestrador? La policía cree haber encontrado la respuesta. Según confesó durante los interrogatorios, Josef Fritzl había amenazado a su hija con que había instalado un sistema por el cual, en el caso de que a él le ocurriera algo, el zulo se llenaría de gas y ellos morirían asfixiados.

Seis técnicos de la policía criminal austriaca están examinando minuciosamente el búnker para determinar si el mecanismo existía realmente.

UN TIEMPO DETERMINADO Esos mismos técnicos intentan comprobar si, tal y como les ha explicado el raptor, había instalado otro mecanismo para, en caso de que él muriera, el zulo se abriera y Elisabeth y sus hijos pudieran salir.

Según Fritzl, el dispositivo electrónico del acceso al zulo estaba preparado para abrir la puerta si permanecía cerrada más de un tiempo determinado.

Ayer, una hermana de Rosemarie, la esposa de Fritzl, dijo que este ya había sido condenado a finales de los años 60 a una pena de cárcel por violación. "Yo tenía 16 años cuando lo encarcelaron por violación. Fue algo que me pareció repugnante, porque él ya tenía cuatro hijos con mi hermana", dijo la mujer, que explicó que en ocasiones, Fritzl pasaba la noche entera en el sótano.

Además, bajaba allí cada día a las siete de la mañana con la excusa de "hacer planos para máquinas que luego vendía a empresas".

La mujer explicó que su hermana fue la primera víctima de Fritzl. "Mi hermana se casó con Josef a los 17 años, no tenía formación ni profesión, y eso él lo aprovechó de forma brutal durante 51 años", relató la mujer, que explicó cómo su cuñado humillaba contsantemente y en público a su esposa.

HABITUARSE A LA LUZ Mientras tanto dos de los hijos que Fritzl tuvo con su hija Elisabeth (Alexander, de 12 años) y Monika (14), y su hermana Lisa (15) se encuentran junto a su madre y dos de los hermanos que vivían encerrados, Stefan (18) y Felix (5), en el hospital psiquiátrico de Mauer- hling, a ocho kilómetros de la casa de los horrores en Amstetten.

El hospital ha contratado a una empresa de seguridad privada para garantizar la tranquilidad de sus delicados pacientes, aunque tras la tormenta mediática de los primeros días, ayer era fácil darse un paseo por los jardines y entre los edificios del centro psiquiátrico.